miércoles, 23 de diciembre de 2009


Hoy he despertado temprano, en parte abatida por no haber podido ver a alguien especial antes de partir de viaje. Lo se, son un par de días, pero es tan importante para mi que odio dejar las cosas a medias. A veces me encantaría que la gente pudiera ver las cosas desde mi punto de vista.

¿Cuál es mi punto de vista en este momento?
Una maleta a medio hacer, música de Green Day de fondo, mi perro tumbado en su camita,... en parte de eso tristeza, no quiero irme, no quiero abandonar esto, aunque sean solo unos días, no quiero dejar atrás las pequeñas cosas, es dificil dejar atrás algo con lo que convives a diario, algo que consideras esencial para continuar.

Feliz Navidad

martes, 22 de diciembre de 2009


Dime, ¿Sabes como me siento?, mirame, no pienses, solo bésame, ¿Para qué esperar más?. Te quiero

lunes, 21 de diciembre de 2009


Vuelvo a sentir mariposas en el estómago y es que me muero de ganas por sentirlas una vez más después de tantísimo tiempo sin hacerlo. Las mariposas de esta ocasión son peligrosas y no tienen demasiado sentido pero ansío enamorarme, aunque ya lo esté, pero no es el mismo sentimiento cuando es un amor no correspondido. Una historia pasada me devuelve la ilusión de forma estúpida, como siempre que vuelve a aparecer en mi vida, pero fue especial, fue distinto, y eso lo convierte en alguien importante. No puedo cambiar eso.

El desengaño me provoca ganas de retroceder y cambiar lo que hice mal en un pasado, pero nadie es perfecto y si pudiera retroceder, volvería a fallar en mis acciones, volvería a meter la pata.

Quizás me dejo llevar por lo que pienso o intuyo, algo que no suele ser lo mejor, pero me reconforta pensar que actué como pensaba. Es mejor arrepentirse de lo que queremos hacer que de lo que dejamos de hacer por miedo a fallar, aunque el dolor posterior sea insoportable.
Me gustaría tenerlo en cuenta en muchas de las elecciones que tomo, me gustaría ser capaz de afrontar mis problemas y encontrarles una solución coherente sin refugiarme en lo trascendental.

En fin, seguiremos confiando en ''la magia de la navidad'', al menos hasta que termine.

El año pasado, para que mentir, solo me faltó un empujón para que se cumpliera mi sueño, este año no me falta ese empujón, pero si necesito la ocasión perfecta, la ocasión adecuada para hacer frente a ese miedo insoportable que vive conmigo sin dejarme ser del todo feliz.

viernes, 18 de diciembre de 2009


Hoy vuelvo a sentirme fragil, si, como en multitud de ocasiones. En cambio hoy podría decir que siento una fragilidad distinta. Sigo teniendo el miedo que me inunda cada vez que me siento incapaz de mantener a las personas que quiero a mi lado, pero hoy me planteo si son ellos los que pierden, o si por el contrario, la que podría llegar a perder sería yo.

La vida da muchas vueltas, tantas que a veces podría cambiar el sentido de las cosas de forma asombrosa. Pensar que el Señor Silencio llegue a cambiar su forma de pensar me resulta tan lejano como utópico, para que mentir, es imposible.



Se acerca la Navidad, esa fecha que año tras año consigue irritarme un poco más. Me encantan los adornos, el ambiente que se respira en la calle, pero nunca son mágicas, no consiguen ser nada más allá de la festividad comercial que la mayor parte de la población celebra. Yo sigo esperando. Sigo a la espera de todo eso que parece no llegar. Papa Noel, Reyes Magos, Camellos y Renos, si quereis que vuelva a creer en vosotros y vuelva a adorar esta festividad como cuando era una niña, sabeis lo que quiero. ¿Es imposible?

martes, 15 de diciembre de 2009


Quizás no me había dado cuenta antes, pero si, soy una persona egoista. Infravaloro a la gente que me da más sin recibir nada a cambio, y, aunque parezca una contradicción, aprecio y valoro más a aquellas personas que aparentemente a mi me valoran mucho menos.

De forma inconsciente me permito el lujo de usar a las personas como quiero, según mi interés, y eso me hace daño, tanto o más que apreciar a quien no debería.

No me explico porque no soy capaz de poner fin a esta balanza tan descompensada que me tortura día tras día, que por la noche no me deja dormir y que en más de una situación consigue perforarme el pecho.

Siento una dependencia ficticia por alguien, algo que no debería sentir, pero por desgracia no lo puedo evitar. Es demasiado duro como para poder entenderlo, ni yo misma lo entiendo.

No soy nada más que el parásito de mi propia existencia, alguien que necesita que le digan lo bueno que es para creérselo, aunque sea mentira, pero necesita a alguien externo y cercano para seguir adelante.

Me gustaría tener algo de fuerza de voluntad para terminar lo que empiezo, o para empezar algo nuevo y motivador.

lunes, 30 de noviembre de 2009


Era algo más que una estúpida conversación,... era una demostración de que aún hay cosas que desconozco, cosas que jamás he sabido y que posiblemente seguiré sin saber.

Hay veces que me siento muy ingenua e ignorante respecto al resto del mundo. Me pongo a pensar en mi infancia y me pregunto si alguna vez fui feliz. Era una niña responsble condicionada por el físico. Mis amigas empezaban a tener novio, a estar con chicos, pero yo lo veía como algo lejano que a mi no me iba a llegar. Escuchaba sus aventuras e incertidumbres acerca de lo que vivían, y se me hacía raro pensar que algún día estaría como ellas. Llegó un momento en el que no solo mis amigas me contaban cosas, también lo hacían ellos, tanto amigos como las respectivas parejas, siempre era la encargada de escuchar.

Me refugiaba en libros y películas con final feliz, fingía mis propias historias con la esperanza de que algún día no muy lejano llegasen a ser ciertas, pero no, a día de hoy sigo fingiendo y esperando.

Me enfrentaba a comentarios crueles, situaciones horribles que parecían no tener fin, afortunadamente todo fue cambiando con el paso de los años, y gracias a la gente que empezó a entrar en mi vida nuevamente, pude ir desarrollando la persona en la que me he convertido. No es que esté orgullosa de ello, tal vez algo más conforme. Me llena la gente que me rodea y siento que pierdo todo si me imagino sin ellos.

Espero no estar destinada a estar sola, a vivir sin amor, a seguir soñando con esa historia utópica que tanto me gusta, porque es duro, es doloroso amar y no ser amado.

sábado, 28 de noviembre de 2009


Dicen que a veces el daño mental consigue ser más hiriente que el físico. Aunque está claro, todo depende del tipo de dolor.

Estoy confundida. No se qué quiero, qué busco, qué espero, desconozco a lo que aspiro o simplemente a lo que ansío aspirar.

El frío de invierno congela mi rostro y a veces incluso mi cerebro, deteniendo mis pensamientos en ideas que me gusta ignorar, en esas preguntas sin respuesta que prefiero mantener al margen.

Esta tarde he sentido unas ganas enormes de volver atrás en el tiempo, de poder rectificar muchas cosas, aunque en realidad solo pedía a voces una oportunidad más para demostrarme a mi misma que sería capaz de conseguirlo, de alcanzar ese propósito por el que llevo tanto tiempo luchando.
Tal y como apareció en mi vida, se fue, pero a veces me encantaría que volviera. Ahora estoy preparada, ya no me dejaría tan vacía y rota como aquella vez.
¿Pasar página?, si, seguramente es lo más inteligente que podría hacer, pero el desamor al que suelo estar acostumbrada no me deja hacerlo,... no me deja.
Quisiera conocer el amor como algo puro, como un sentimiento más allá de lo racional, mágico, en ocasiones incomprendible, pero poder conocerlo desde dentro y no como una simple observadora que se dedica a opinar sobre algo que jamás ha vivido.

Pido un poco de autoestima, de amor propio,...

Me encantaría poder contra mis sentimientos, poner el cuentakilómentros a cero y volver a empezar.

Estoy desengañada con esto del amor. Das mucho sin recibir nada a cambio, cuando lo das todo, te destrozan, si no das nada, nunca podrás saber si eso te habría llevado al éxito o al fracaso,...
¿Existe término medio para acertar respecto a este tema?

miércoles, 25 de noviembre de 2009


¿Qué nos permite diferenciar a lo ordinario de lo meramente extraordinario?, ¿Qué nos incita a creer que una persona tiene más valor que otra?, ¿Cómo podemos medir lo inmaterial?.

A veces lo pienso detenidamente y no lo se, no se qué herramienta nos permite saber qué valía tienen las cosas inmateriales. ¿La calidad de una persona se mide por lo que es capaz de hacer por si mismo o por aquellas cosas que es capaz de hacer de cara al resto?. Es duro pensarlo porque nadie tiene ese derecho, es todo subjetivo.

Cuando te dice alguien que vales, ¿A qué se refiere exactamente cuando la concepción de este término tiene un alcance tan relativo?

martes, 24 de noviembre de 2009

lunes, 23 de noviembre de 2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009


Quiero sentir que es la primera vez que cierro los ojos porque pienso que sueño cuando estoy a tu lado. Me encantaría sentir lo mismo que aquella noche tan oscura en la que idealizaba un futuro perfecto, apagar la luz y transladarme a aquel día que no ha vuelto a repetirse.

Ojala pudiera tocar esa canción que consigue emocionarte, trasladarte a otro lugar, una melodía que consiguiera acercarte a mi de alguna forma. Pararía el tiempo para dejarte pensar tranquilamente, para que me dijeras qué quieres o simplemente para que me dieras el permiso para marchar lejos de aqui.

El dolor es algo individual, objetivo, pero siempre duele, hace daño, hiere, y sobre todo conseguir destrozarte. Tras superar un duro golpe conseguimos levantarnos con más fuerza que nunca, pero hay veces que te quitan toda la energía manteniendo solo una fachada en apariencia intacta.

Pagaría millones por saber qué ocurre, qué falla, qué hago mal. Pongo todo de mi parte, me esfuerzo en hacer las cosas bien, pero no encuentro lo verdaderamente importante, dime qué me falta, pero no permitas que siga dandome golpes contra la pared.

martes, 10 de noviembre de 2009

El niño del chubasquero amarillo


Sentía una rivalidad fuera de lo común con esa persona, nos inténtabamos superar continuamente, aunque en un principio, yo era incapaz de mirarle a la cara, llamaba mi atenció de manera especial.

Todas las mañanas estaba ahi, el primero, como un clavo. Envidiaba su puntualidad y me proponía llegar antes que él pero era imposible, siempre ganaba. A pesar de ser unos niños él transmitía independencia, hacía todo por si mismo, yo en cambio estaba condicionada a las piernas de la persona que decidiese acompañarme.

Recuerdo un día en concreto, quizás porque fue la primera vez que sentí que por fin había triunfado.
Su arrugada mano estaba caliente, algo dificil con el frío que hacía en la calle, yo la miraba feliz, solo serían unos días pero adoraba tener la ocasión de disfrutar de su compañía. El amor que sentiamos una por la otra se veía a través de la espesa niebla invernal.

Llegamos a la puerta y no, no estaba el chico del chubasquero amarillo. Me sentía bien, había ganado, había llegado antes que él.

lunes, 9 de noviembre de 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Chicle


A veces dicen que para bien o para mal lo interesante es que la gente hable de ti, ya que, sino lo hacen podrías ser uno más, una persona que pasa desapercibida, ''un cualquiera''.

No soy una celebrity, tampoco una estrella del rock, no soy un personaje público, y aunque suene pedante, no entiendo porque tengo que sentirme como un chicle, si, un chicle, estoy en la boca de casi toda la gente que por unas cosas u otras han sido cercanas a mi en distintos periodos de mi vida.

Para mi ellos son indiferentes, gente poco importante en todos los sentidos, no me interesan, pero parece que sus vidas son tan poco entretenidas que se tienen que dedicar a hablar sobre otros, a entrometerse en conversaciones que no les incunven, a liar historias,...

No es que me guste mantenerme al margen, callarme, pasar de todo esto, pero hay ocasiones en las que te das cuenta de que lo mejor es hacer oidos sordos a esta serie de cosas. ¿Por qué les interesa tanto lo que haga o deje de hacer?, ¿Por qué tienen que meterse donde no les llaman?,...

Supongo que hay gente asi,...
No hay respuesta lógica para una proposición incierta.

Ahora estoy tranquila, aunque mucha gente se haya quedado por el camino, prefiero estar junto a pocos que me aprecien antes de compartir millones de fiestas con cientos de personajes hipócritas. Asi es.

Agradezco a mis amigos y amigas todo lo que me han demostrado y demuestran día tras día, vosotros sois lo verdaderamente importante.

jueves, 5 de noviembre de 2009


Aunque a veces se pierdan los papeles por A o por B, creo que hay dos personas en esta vida que se merecen un respeto, aunque, vuelvo a repetir, se pierdan los papeles.

¿Soy buena persona?, si no lo fuera, imagino que no me sentiría tan mal,... no sentiría nada ni por nada ni por nadie.

Parece que me gusta hacer daño, o al menos, eso piensa mucha gente, creen que adoro hacer daño al resto, y no, están muy equivocados. No soy una mala persona, lo se, se que no lo soy.

En caliente se dicen muchas cosas, muchísimas. Como siempre, intento justificar mis actos, intento buscarles algún sentido.

Ayer tuve un mal día, sin embargo creo que la tarde me sirvió para reflexionar. Por la noche no me senti mejor, todo lo contrario, no podía dejar de pensar en miles de cosas que rondaban por mi mente. Creo que los consejos que te da una persona a la que aprecias son los mejores, sobre todo ciertos.

Hoy veía el mundo de otro color, a pesar de haber salido de casa a primera hora de la mañana sin paraguas con la que estaba cayendo. Me he encontrado con una sorpresa inesperada a comienzo de la mañana, pero la he resuelto sin problemas. Caminaba animada, ¿Qué puede echar esto a perder?, voy a rectificar, voy a hacerlo bien, estoy tranquila y se que puedo, pero no, no podía. En cuestión de minutos una frase ha matado el poco ánimo que tenía en el cuerpo, me ha destrozado, me ha dejado sin ganas, sin fuerzas.
Si una persona a la que respero me dice que no valgo nada, ¿Quién me puede ver algún mérito?.

Debería haberme callado pero no he podido. He respondido con una soberbia espeluznantante, hasta yo misma he sentido verguenza y asco de las palabras que salían por mi boca, pero no he podido conterme. Ya son muchos días seguidos aguantando miles de historias que nadie conoce, sentimientos que nadie sabe que existen, solo yo,... a veces todo esto hace que pierda la compostura, y aunque me arrepienta después, hoy la he perdido de forma desmesurada.

martes, 3 de noviembre de 2009

Carta para el Señor Silencio


Querido Señor Silencio:

Puede que te sorprenda recibir esta carta, aunque ambos sabemos que era cuestión de tiempo el seguir esquivando este hecho inevitable.
No soy capaz de expresar con palabras todo lo que me gustaría, pero al menos voy a intentarlo.

Pagaría una fortuna por dejar de ser egoista, daría todo lo que fuera por dejar de serlo, pero creeme, no puedo. Me gustaría tener la respuesta a mi pregunta, quisiera saber qué extraña fuerza me obligó a formar parte de tu vida sin dejarme tiempo para decidir si era eso lo que en verdad buscaba. Ahora eres tan necesario como el aire que respiro, como el agua que estamos obligados a beber, pero el deseo de tenerte es un arma de doble filo que juega conmigo de forma peligrosa.

Señor Silencio se que estás ahi pero no de la forma que a mi me gustaría. No eres de hielo aunque a veces te empeñes en parecerlo, dime qué opinas sobre la vida, qué buscas, qué me falta para ser tu destino, sólo dimelo y seré lo que me pidas que sea.

Después de tanto tiempo he pensado tantas veces en tirar la toalla, ni te lo imaginas. Si, pensamos igual, yo tampoco se por qué continúo esta insaciable lucha contra ti, contra el mundo, no lo se.

¿Pido mucho?, yo creo que no. Me siento estúpida al imaginar cómo serían las cosas, como cambiarían nuestras vidas, seguro que a mejor.

Aqui estoy otra vez, sola, con las manos heladas, temblorosa, con la mente perdida en un cuerpo extraño, deseando algo que me resulta utópico incluso en mi imaginación.

Señor Silencio, le he traido a este lugar porque necesito saber quién es esa persona que ronda por su pensamiento. En este lugar no valen las mentiras, necesito que sea sincero conmigo, más sincero que nunca.

¿Por qué no me das esa llave que tanto tiempo llevo luchando por conseguir?, ¿Por qué no me das el permiso ni el derecho a ser la persona elegida para hacerte feliz?, ¿Por qué no sientes lo mismo que yo cada vez que estamos juntos?.

Le he traido aqui para decir adios. Le conozco, se que volverá a quedarse callado, mudo, y dejará que termine imaginando el final de esta historia que parece no tener final feliz.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Por qué?


Cuando termina el día me siento más sola que nunca. Me pongo a pensar y me doy cuenta de que hay muchas cosas que la gente desconoce sobre mi. Lo peor de todo es que jamás sabrán lo que ronda por mi mente.

Me gusta entrar en una cafetería por la mañana. Siempre está llena de gente con distintas vidas e historias. En esos momentos siento una profunda conexión entre lo que quiero, lo que necesito y lo que siento. Creo que es el mejor momento del día para hacerse preguntas profundas a uno mismo.

Tengo tan claro lo que quiero que me da miedo pensarlo. Siento miedo tantas veces a lo largo del día.

Cuanto más quieres una cosa, más te aferras a ella con la intención de mantenerla junto a ti el mayor tiempo posible. A veves me da la sensación de que esto provoca el efecto contrario. Atar una cosa conlleva a que esta rehuya, a que desee alejarse.

Me entristece pensarlo. Hay gente que tiene todo muy facil, saben como hacerlo, como mantener las cosas a su lado, y aunque no intenten retenerlas, ellas no intentan marcharse.

Me encantaría ser un imán capaz de atraer aquello que me importa y aunque más tarde perdiese fuerza, no se marcharía de mi lado por voluntad propia.

La mente es el arma más poderosa del ser humano


Cuando pienso que le pierdo siento como si estuviese a punto de morirme. Las piernas me tiemblan, mi respiración se entrecorta, me cuesta coger aire, mis manos se ponen más frías que el hielo,...

Se nubla mi mente, mi pensamiento se reinicia y es incapaz de ver más allá de un muro que se levanta con fuerza frente a mi. ¿Por qué?

No encuentro respuesta a mi preguntas, no encuentro ni el principio ni el final de una historia que parece no tener final feliz, solo encuentro el dolor tan profundo que se produce cada vez que mi corazón decide pensar qué hará el día en el que se parta en mil pedazos.

viernes, 30 de octubre de 2009

Somos débiles


No puedo evitarlo,...

Cuando era niña me encantaba la película de Disney ''Hércules'. Uno de los personajes buscaba la manera de derrotar al héroe, en apariencia indestructible. ''Todos tenemos una debilidad'', esa es la frase que se me quedó grabada.

Muy cierto, todos tenemos una debilidad y es verdaderamente triste descubrirlo,...

martes, 20 de octubre de 2009

Decisiones liberales


Cuando elegimos algo, renunciamos a gran cantidad de cosas sin saber si hacemos bien o mal, sin saber si nos arrepentiremos algún día. Lo que está claro es que estaremos siempre bajo la misma incertidumbre, intentando no pensar en eso o reafirmándonos en aquello que consideramos lo correcto.

Yo elegi hace muchos años, no se si hice bien o mal pero tomé una decisión y sigo siendo fiel a ella. A veces siento que malgasto tontamente mis días, que defiendo algo indefendible y que lucho contra una de las fuerzas más poderosas e impredecibles que existen, pero sigo ahí, con una fe ciega en que el tiempo me de la razón.

No puedo negarlo, siento miedo en multitud de ocasiones, pánico tal vez. No se qué pasará en un futuro, puedo imaginar lo peor que me resulta más fácil y factible, pero rehuyo de ese pensamiento.

Cierro los ojos e imagino una realidad utópica, algo que se que jamás podrá pasar y sonrio, suspiro dos veces y me quedo parada en un punto, ¿Qué diferencia a los sueños de la realidad?.

Después de un maravilloso sueño despertamos felices pero lo que en realidad nos hace sentir plenos es lo que ocurre en el mundo real.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Sueño (XI)



Eran las dos y seguía en el baño sin saber qué hacer. Miró el movil, tenía veintitres llamadas de su superior, pero no le importaba demasiado. Su vida estaba perdiendo el sentido que un día consiguió encontrar, tenía que cambiar pero no tenía fuerzas para hacerlo. ''Necesito verle'', decía en voz baja mientras lloraba sin parar. Escuchó que alguien entraba en el baño y susurraba algo con ira: ''S no sabe el error que acaba de cometer, se arrepentirá toda su vida de haberme dejado en evidencia ante toda esa gente''. Seguidamente escuchó un portazo y fue entonces cuando se decidió a salir. Tenía una preocupación menos. Había perdido un buen empleo, sin embargo, no se encontraba en condiciones para seguir trabajando. Se miró en el espejo y estaba horrible. Las lágrimas habían ayudado al maquillaje a deslizarse a lo largo de su cara. Se lavó la cara y salió de allí. No quería volver a casa tan pronto, necesitaba reflexionar un poco acerca de todo lo que había vivido ese día. Era tarde, pero hoy no sentía miedo. ''Las cosas van a empezar a ir bien'', repetía una y otra vez. Se sentó en un banco e intentó colocar su largo vestido. ''Tantos años esperando poder entrar en Chanel para comprar este precioso vestido y ahora que lo tengo no puedo lucirlo''. Era un vestido de palabra de honor, ceñido desde el pecho hasta la cadera, donde aparecía un gran volumen y vuelo que llegaba a los pies. Tenía cristales de Swarovski para hacerlo más espectacular. Era de un logrado color dorado qie la hacía brillar con luz propia. No se había quitado los zapatos a pesar de lo altos que era. Tanto tiempo ahorrando para conseguir esos tacones de Louboutin y ahora deseaba deshacerse de ellos. Al principio de la noche llevaba el pelo recogido en un moño, pero con todo lo que había pasado había terminado con el pelo suelto y algo revuelto. A pesar de todo estaba radiante. Estaba sola en aquel banco y no transitaba nadie por la calle. Ante tal situación rompió a llorar de impotencia y rabia contenida. ''¿Qué voy a hacer con mi vida?''. Estaba helada y no era consciente del frío. Veía todo oscuro ahora que intentaba ser realista, pensaba que nunca iba a poder recuperarse y esto le hacía recaer. ''Mi vida no tiene remedio, me arrepiento tanto de haberle conocido''. Había sembrado semillas que nunca iban a florecer, su propio jardín se encontraba desolado, y no podía regarlo, al menos en ese momento. Las seis de la mañana. No recordaba el tiempo que llevaba sin estar a esa hora en la calle. ''¿Por qué?, me gustaba mi vida de antes''. Notó algo, sintió una presión extraña en el hombro. Estaba asustada por primera vez en toda la noche y no sabía cómo actuar. ''¿Quién será?'', su rostro reflejaba pánico, terror, y empezó a temblar. El corazón se le aceleraba cada vez más, y el pánico se apoderaba de ella. No pudo evitarlo más y gritó, gritó como nunca en su vida, con unas ganas que jamás había tenido. Expulsó toda la rabia contenida y el miedo que sentía a la vida en general. ''S, no temas, soy yo''. S giró la cabeza, y no podía creer lo que veían sus ojos, se quedó estática, helada, sin respiración y su corazón se detuvo en seco. No era cierto, estaba soñando, delirando, empezaba a ver visiones,... ''¿Qué haces aquí?, ¿Cómo me has encontrado?'', decía S sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo. ''No podía soportarlo más. Cuando te marchaste empecé a darme cuenta de lo que sentía por ti. Desde entonces he estado obsesionado con encontrarte pero era imposible. Despertaba todas las mañanas sin ilusión porque sabía que no estabas y que nunca volverías a estar. No siento absolutamente nada por B. He tardado mucho tiempo en aclarar mis pensamientos. Estaba ciego S, no me daba cuenta de lo que tenía junto a mi, de lo mucho que me importabas, y no era consciente de que en realidad te quería. Se que te he hecho daño, me comporté como un auténtico idiota, perdoname. S, te quiero, y sin ti soy la mitad de lo que puedo ser. Era feliz cuando conseguías sacar lo mejor de mi, era feliz por ser la persona en la que me convertía cada vez que estaba a tu lado, era feliz cada vez que me hacías reir y me animabas a continuar. No se qué puedo ofrecerte, pero te ruego que me des la oportunidad de demostrarte lo que podemos llegar a ser juntos, que permitas que las cosas vuelvan a ser como antes.'' S no tenía palabras porque seguía sin creer lo que estaba pasando. El chico de sus sueños estaba diciendo lo que ella siempre había esperado escuchar. ¿Era demasiado tarde?, ¿Qué ocurriría a partir de ahora?. No sabía qué pensar. Él estaba confundido, era eso, no podía estar enamorado de ella, nunca la había querido, o al menos eso pensaba. No podía pronunciar ni una sílaba, estaba tan nerviosa que no dejaba de temblar. ''No podía seguir más con aquella situación y vivir con B me desbordaba. Desperté una mañana y decidí ir a buscarte, pero no sabía como empezar. Fui al aeropuerto en busca de respuestas, pero ocurrió algo. Al llegar te vi, estabas hablando con un chico, vi como él te besaba y no supe cómo reaccionar. Al verte sentí la necesidad de correr hacia ti, pero al verte con otra perona pensé que lo mejor era no volver a entrometerme en tu vida. Al saber que habías vuelto no subí a ningún avión, porque confiaba en que el destino nos volviera a juntar, y aqui estamos, tu y yo, otra vez.'' ''¿Qué hacías andando tan tarde por aqui?. Dijo S después de mantener un largo silencio. ''Regresé a casa para decirle a B que no podía seguir con aquella relación, que se olvidara de mi porque yo estaba enamorado de otra persona, y que jamás podría llegar a hacerla feliz. Se que encontrará a otra persona, aunque le cueste afrontar lo nuestro. Le dije que cogiese sus cosas y se marchara de mi casa, y así lo hizo. Cuando cerró la puerta por última vez me acosté, pero desperté tras tener un sueño muy extraño en el que aparecías. No pude conciliar el sueño de nuevo, de manera que pensé en pasear un poco para despejarme. Al poco te he encontrado a ti, preciosa, pero llorando desconsolada. ¿Qué ha ocurrido?'' S estaba confusa. Tenía muchas cosas en su cabeza que no podía asimilar en ese momento. ''S, puede que te vuelva a pedir perdón otra vez esta noche, pero me muero de ganas de hacer una cosa desde hace mucho tiempo y sino lo hago, se que me arrepentiré toda mi vida'' Sin mediar palabra se acercó a S y la besó lentamente. S se apartó porque seguía pensando que era un sueño, pero no, los sueños nunca son tan reales. Sonrieron por primera vez después de tanto tiempo y se fundieron en un apasionado beso.

martes, 15 de septiembre de 2009

Sueño (X)


No soportaba la hipocresía de la cena, de modo que se ausentó durante unos minutos y fue al baño. Se miró en el espejo y no se reconocía, se veía horrible. Ahora comprendía por qué él nunca se había fijado en ella, no era atractiva. Aunque era plato apetecible de solteros desesperados, aspiraba a algo más que ser una mujer florero.

Se retocó el maquillaje pero no era suficiente, se veía cada vez peor. Comenzó a sentir una presión en el pecho y no pudo evitar romper a llorar. ''¿Por qué lo dejaste todo por ella?, ¿Por qué cambiaron las cosas de un día para otro?, ¿A dónde se fueron aquellos planes de futuro que íbamos a compartir juntos?''. El maquillaje se fue desahaciendo al mismo tiempo que su felicidad.
Cada día que pasaba era peor, mucho peor. Lo había intentado por todos los medios pero ninguno había sido eficaz. Su madre le recomendó ir al mejor psicólogo de la ciudad como último recurso, pero no consiguió ayudarla. Le diacnosticó una fuerte depresión causada por el amor no correspondido, eso si, S no consideraba el enamoramiento como una enfermedad, y sabía que lo que sentía no era obsesión, sino amor. ''No se puede luchar contra lo que uno siente'', decía cada vez que se venía abajo, pero se estaba autodestruyendo poco a poco, y llegaría el momento en el sería imposible salir de ese agujero.

Metió la mano en el bolso y sacó una caja de balerianas, necesitaba relajarse. Se tomó tres pastillas porque estaba al borde de un ataque de nervios. De repente escuchó dos voces procedentes de unas féminas que se disponían a entrar. Corrió hacia uno de los servicios y cerró la puerta. Se sentó en el frío suelo y volvió a llorar.

''Me encanta que me beses el cuello'', le decía mientras le miraba con ternura. Él la cogió a corderetas y la llevó corriendo hasta un banco que estaba rodeado de flores. ''No quiero que esto termine nunca'', Le dijo ella. ''No terminará, te quiero, y me encanta lo que consigues que sea cada vez que estoy contigo''.

No podía ser posible, se había quedado dormia gracias al efecto de las balerianas. ''Esta bien, llevo media hora aquí, debo tranquilizarme y volver a la mesa''. Miró fijamente el reloj, no iba a moverse de allí.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Sueño (IX)



Habían quedado como cualquier otra tarde para tomar café. Se había arreglado como hacía siempre, pero hoy parecía aún más atractiva. Estaba feliz, hacía un día estupendo y tenía grandes planes que compartir con él. No se lo creía, hoy iba a llegar a tiempo.

Se sentó al borde de la fuente mientras observaba el ir y venir de la gente. Cinco, diez, quince minutos, y el reloj no parada de girar. Le intentó llamar varias veces pero no respondía, ''que raro''.

Tras una hora de espera decidió marcharse. Era muy extraño, siempre le avisaba y hoy ni contestaba a sus llamadas. Últimamente su relación estaba cambiando, se había estancado. Le notaba distante y no sabía por qué. Sentía que no había vuelta atrás y divisaba un fin cercano.

Aprovechó el sol para ponerse las gafas, ocultando así sus lágrimas. Andaba por la estrechas calles del centro esquivando a la gente. Decidió entrar por una calle en la que no había nadie, a pesar del miedo que le podía dar. Nadie dificultaba su paso por aquella calle, sin embargo, podía ver una pareja al fondo, se estaban besando apasionadamente. ''Lo que menos necesitaba en este momento era eso''. Se acercó de forma discreta con la intención de salir de allí, pero se dieron cuenta de que no estaban solos. No podía creer lo que veían sus ojos, era él, y estaba con una preciosa chica a la que no conocía de nada. Le miró a los ojos por última vez y corrió llorando sin saber a dónde iba, sin rumbo ni destino por el que luchar, o al menos eso pensaba en ese momento. No sentía nada, todo era vacío. Sentía como si le hubiesen extirpado toda la energía de repente, todo había desaparecido en una milésima de segundo.

Todo era dolor, sufrimiento, la tristeza más absoluta, su corazón se había partido en millones de pedacitos imposibles de unir. Sabía que no soportaría verle con otra persona, pero no esperaba enterarse de esa manera. Escuchó sus gritos en la lejanía pidiéndole por favor que se detuviera, grtiaba que le tenía que dar una explicación pero ella no quería escucharle, ahora sabía toda la verdad.

Sentía que había perdido un tiempo maravilloso entregando su vida a una persona que no la sabía valorar como ella merecía. Muchos le habían dicho que malgastaba su tiempo en balde, pero ella confiaba ciegamente en que llegaría el día en el que pasaría esa barrera.

''Soy la chica de tus sueños disfrazada'' se decía a si misma antes de irse a dormir todas las noches. Hoy sería diferente porque ya no estaba disfrazada, con su llanto había dejado más que claro todo lo que sentía.

No podía más, para ella todo había terminado. La situación era desbordante y su salud mental estaba en juego, había que cortar con esa relación de forma drástica. ''Me iré lejos. Me iré muy, muy lejos''.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Sueño (VIII)

Trataba de mantener la cabeza fría para pensar racionalmente pero no podía. Por algún extraño motivo estaba condicionada, se sentía siempre inferior e infravalorada. Era fiel a sus ideales a pesar de terminar sufriendo. Las cosas eran mucho más fáciles de lo que ella creía.


''Hace frío, ¿Por qué no te metes en la cama conmigo?''. Le miró con picardía y se metió bajo las sábanas sin pensarselo dos veces. Comenzó a acariciarle sin recordar el peligro que había fuera de la casa. ''Ojala fuera así para siempre'', se miraron con complicidad aún sabiendo que duraría poco. ''Estoy demasiado dolida, no aguantaré esto mucho más'', pero sabía que volvería a caer con dos palabras bien dichas.


Estaba tan cansada que se quedó dormida en el taxi. ''Señorita, ya hemos llegado''.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Sueño (VIII)


Se ilusionaba rápido con la gente pero las decepciones que había sufrido a lo largo de su vida le hacían dudar de las personas que tenía alrededor. La experiencia le había demostrado que el motor de la vida es el interés. Todo el mundo mira por su propio beneficio sin tener en cuenta a los demás, aunque le parecía duro, era así.

Siempre se había entregado al máximo a sus seres queridos sin esperar nada a cambio, era así. Su forma de ser le condicionaba a actuar de ese modo, pero era un arma de doble filo. Pasaba de la felicidad más absoluta a la pena más profuna en cuestión de segundos. No era capaz de controlar sus sentimientos, por tanto, no conseguía alcanzar un equilibrio emocional.
Sus altibajos eran frecuentes, pero nadie sabía que pasaba por esas situaciones. Era muy reservada para las cosas que en verdad le hacían daño, aunque alguna vez se le escapaba algo sin querer.

Nadie lo veía pero las cosas estaban cambiando. No actuaba con normalidad. Los problemas que había tenido en su vida le estaban haciando cambiar sin que se diera cuenta.

Se entregó a él día a día. Trataba de hacerle feliz intentando acercarse a una perfección utópica pero nunca conseguía alcanzarla. Se hundía constantemente, la situación le superaba y no sabía como afrontarla.

Fingía estar bien porque odiaba dar pena a los demás. Si algo le había demostrado la vida era que no hay nada peor que compadecerse de los demás. Aún así, deseaba producir ese sentimiento de lástima en más de uno, ya que, a veces sentía que nadie la quería y era horrible.
El dolor se manifestaba muchas veces. Era consciente de que había gente con verdaderos motivos para sentirse mal pero ella era una experta en venirse abajo. Necesitaba sentirse valorada, pero no era fácil. Su autoestima solía estar por los suelos y si nadie le recordaba lo que valía ella no podía verlo.

Cuando estaba sola lloraba sin parar porque no le gustaba su vida. Se sentía infeliz. Solo pensaba en lo desgraciada que sería cuando le tuviera que olvidar por obligación. Nadie podía entender lo que estaba pasando. La persona a la que más quería en el mundo no sentía absolutamente nada por ella y saberlo le angustiaba de forma insoportable.

Él había actuado de forma hipócrita muchas veces. Le demostraba que era importante y después pasaba de ella, la dejaba de lado para centrarse en otras personas que le resultaban más interesantes en según que momentos. Esto le agobiaba porque tendía a estar en una lucha constante por captar su atención, por no cansarle, y era imposible.

Al final su energía se agotó y escogió el camino más fácil, huir a otro lugar lejos de él, cambiar de vida y empezar de nuevo.


Se miró al espejo por última vez antes de salir hacia el restaurante. ''¿Por qué le doy tantas vueltas a la cabeza''.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sueño (VII)


Se fumó medio paquete, ya no quedaban más cigarros. Cerró la puerta de la terraza y entró en el salón otra vez. La habitación decorada con muebles y paredes blancas parecía absorberle.

Se cambió de ropa, cogió las llaves, algo de dinero y abandonó su casa. No soportaba estar allí más tiempo, tenía que salir y despejar un poco sus ideas.

El metro, como siempre, estaba lleno de gente, podría decir que incluso hoy parecía más aglomerado de lo normal. Se sentó en un asiento que había libre, se puso los auriculares y empezó a escuchar música. Sonaba esa canción que escuchaba a menudo y conseguía transportarle a otro mundo.

Andaba por las anchas calles sin destino previo. No sabía qué le estaba pasando, pero, poco a poco perdía las ilusiones por las cosas. Al llegar a casa B le esperaría en la cama desnuda con ganas de darle todo su amor, pero eso para él ya no significaba nada. Todo lo que B le pudiese dar era rechazado inconscientemente por él.

Se sentía egoista, compartía su vida con B para no estar solo y a veces añoraba esa soledad que no tenía. Se consideraba un hombre afortunado y al mismo tiempo infeliz. Sus metas en la vida habían sido sustituidas por las ganas de retroceder en el tiempo y rectificar aquellos actos, que consideraba errores, de los que tanto se arrepentía.

''S, ¿Dónde estás?''. Miraba los posos del café con melancolía, y lloraba en su interior por esa gran impotencia de la que no podía escapar por más que intentaba.

No quedaba otra opción, tenía que irse lejos de allí hasta aclarar su cabeza y decidir de una vez por todas qué quería hacer con su vida.

No quería prisas, solo tranquilidad para pensar despacio. Estaba lejos del aeropuerto pero tenía todo el tiempo del mundo para llegar. Nadie le controlaba, ni siquiera B. Había dejado el movil apagado encima de la mesa del salón. Podría haberle dejado una nota para decir adios, pero no iba a volver.

Llevaba horas caminando y el cansancio se hacía notar. Faltaban un par de kilómetros todavía, estaba agotado pero tenía una gran esperanza en encontrar su camino, o al menos una señal que le indicase cuál debía seguir. Podría recorrerse el país en busca de S, aunque podría estar en el extranjero, no lo sabía.

Al fin llegó. La gente nerviosa corría de un lado a otro con las maletas cargadas de cosas. ''¿A dónde voy?''. Tenía dinero para empezar una nueva vida pero no sabía dónde la iba a empezar. Tenía miedo al futuro, se había equivocado una vez y no quería que esto volviese a suceder.
Miraba de un lado a otro buscando ideas y de repente su mirada se detuvo en un punto fijo, no podía creer lo que tenía ante sus ojos, era S. Se quedó paralizado, estático, y no sabía qué hacer. ¿Qué le diría después de tanto tiempo?. Intentó mantener la calma para pensar con claridad. Habían sido amigos durante muchos años, se conocían mejor que nadie y por tanto no debería tener ningún problema.

Se armó de valor y comenzó a caminar hacia ella. Estaba preciosa, haciendo honor a esa elegancia innata que sólo ella poseía. Su precioso cabello color avellana, que le llegaba por la cintura, destacaba junto a una camiseta blanca que llevaba como vestido. Podía oler su suave perfume desde la corta distancia que los separaba, ''Sigue siendo fiel a Chanel''. Entonces, ocurrió algo. Un hombre alto y bastante apuesto se acercó a S y le dió un beso.

Toda su felicidad se había esfumado como por arte de magia,...


¿Cómo puede desaparecer un sentimiento tan fuerte en menos de una fracción de segundo?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sueño (VI)


Veían todos juntos una película en el pequeño salón. S estaba sentada en un sofá y frente a ella D, con su pose en apariencia elegante, pero arrastrando una gran arrogancia e hipocresía que ocultaba al resto. Reían mientras comentaban la película y de repente entra él en la habitación. S no podía esconder su alegría al verle, cada día le gustaba más, sin embargo, D no tarda en besarle. Él se sienta en el sofá y D encima. Comienzan a besarse apasionadamente. Las lágrimas comienzan a resbalarse por el rostro de S,... ''¿Qué tiene ella que no tenga yo?, ¿Por qué ha fingido ser mi amiga?''. La que aparentaba ser su amiga se estaba besando con el chico de sus sueños y ella no podía hacer nada para evitarlo. D había soportado sus días tristes y conocía todos sus secretos, ''¿Por qué me hace esto ahora?''.

''Servicio de habitaciones, ¿Se puede pasar?''. Su sueño se vió interrumpido. Miró a su alrededor, estaba en una amplia habitación, hundida en la cama llena de cogines de colores. Lo único que destacaba en la amplia habitación era la cama, el resto estaba decorado por colores monocromáticos que la hacían mucho más seria.

No respondió al servicio de habitaciones, en ese momento quería estar sola. El chico del avión, ¿Había ocurrido de verdad o también había sido un sueño?.

Incluso en sueños, estaba lejos de él. Aunque habían tenido una relación muy cercana nunca había podido dar un paso más. Su amiga D había sido una gran aliada durante un tiempo, pero al final descubrió que no lo era. D estaba obsesionada con él y su único propósito era entorpecer el posible acercamiento con S.

Ver a D besándole en un sueño había sido repugnante y al mismo tiempo extraño. Aunque muchas veces los celos le mataban por dentro, jamás habría imaginado esa situación entre ellos. ¿Y si había ocurrido mientras ella no estaba presente?,...

Sabía que tenía que verle otra vez pero eso significaría que su esfuerzo por olvidarle había sido en vano. Además, ¿Qué podría esperar de ese reencuentro?. Él tenía su vida y se lo dejó muy claro, B era su vida. Puede que se alegrase al verla pero eso no cambiaría nada. Volvería a sufrir como antes, incluso más. Tenía que ser fuerte e intentar abrirse al mundo, a los demás.

Siempre había pensado que le esperaba algo grande. Tenía la esperanza de encontrar el verdadero amor, pero después de conocerle y ver que él no sentía nada por ella, esa esperanza se había ido debilitando hasta desaparecer.

Escuchaba aquellas canciones que ponían cuando estaban juntos y le veía. Recordaba con melancólica ilusión las noches en las que se dedicaban a hablar durante horas, en las que las miradas despertaban un interés especial, en las que la tensión sexual se convertía en un reto por aminorar,...

Una voz dentro de ella le decía que tenía que afrontar sus miedos y no huir de ellos, pero su salud mental le obligaba a elegir otro camino.

Era tarde. Tenía que arreglarse antes de la cena de presentación. ''Creo que me ayudará a despertar una buena ducha con agua fría''.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Sueño (V)


''La junta directiva y yo, hemos llegado a la conlusión de que tu trabajo ha sido excelente. Asi que hemos decidido que seas la encargada de hacer el reportaje fotográfico en Madrid. Acompañarás a nuestra redactora en las reuniones formales. El resto del tiempo fotografiarás todo lo que encuentres interesante. Depositamos en ti parte de la responsabilidad del reportaje, ya que, el contenido visual al fin y al cabo es lo que termina captando el interés del consumidor''.

No podía creerse lo que ponía en la nota que había sobre la mesa. El trabajo que presentó, en su opinión, era bastante mediocre. Lo importante ahora era su viaje, tenía una excusa perfecta para desconectar haciendo lo que le gustaba.

Ordenó los papeles que tenía sobre la mesa antes de salir, y como todos los días, bajó por el ascensor central de la planta. Atravesó la puerta giratoria del gran edificio y por fin, pudo respirar aire más fresco.

Tenía una gran sonrisa en la cara. Estaba orgullosa de si misma, ''al fin mi trabajo ha sido recompensado''. No sabía que hacer, debía recoger sus cosas e ir a Madrid en un par de horas, pero quería realizar unas compras antes de salir.

Llegó a casa pero si se entretenía más de la cuenta perdería el vuelo. Al entrar, lo primero que se encontró fueron las camisetas que se había ido poniendo durante la semana, después varias revistas tiradas sobre el sofá del salón, una caja de galletas vacía encima de su cama, un envase de helado en el suelo del baño,...
No se explicaba porqué era tan desordenada, pero todo lo que giraba en torno a ella la hacían vivir en un ambiente tan esperpéntico que no sabía por dónde empezar a serenar.

''Tiene que darse más prisa o perderé el avión'', decía nerviosa al taxista. Se había entretenido en ducharse, en escoger muy bien la ropa que se pondría durante la semana, en maquillarse, hacer la maleta,... y pretendía llegar en cinco minutos al aeropuerto, aún sabiendo que se encontraba en la otra punta de la ciudad.

Corría por el resbaladizo suelo del aeropuerto. No podía más con la maleta, pesaba demasiado. Facturó el equipaje y se preparó para sabir al vuelo.

Ya estaba dentro. Los nervios se apoderaban de ella. Nunca había sido partidaria de viajar en avión pero no tenía más remedio, ya que tenía que llegar a Madrid lo antes posible. Le temblaban tanto las piernas que no podía dejar de moverlas ni un momento.

''Ese chico me suena muchísimo'', pensó al ver a un atractivo joven que se dirigía hacia ella. Era muy alto, sus músculos se marcaban discretamente en su vestimenta, tenía un desorden más que premeditado en su pelo negro, eso, acompañado por unos preciosos ojos verdes y un color dorado en su piel que conseguía hacerle un hombre realmente atrayente. Llevaba una camiseta blanca y unos jeans, no pudo verle el calzado.

''Hola, ¿Qué tal?. ¡Qué casualidad, vamos a viajar juntos!''. Cuánta efusividad, pensó. Le sonaba pero no sabía de qué le podía conocer. Trabajaba con mucha gente, además solían renovar la plantilla a menudo.
''¿Nos conocemos?, se que me suenas, pero no caigo'', le preguntó sonrojada. Estaba sentado con el chico más guapo del avión, además, si lo pensaba, nunca había conocido a un chico tan atractivo. Cada vez estaba más nerviosa y no podía controlarlo.
''¿No te acuerdas de mi?, soy el chico de la parada del tranvía, el que te saluda de vez en cuando mientras miras por la ventana de tu oficina.'', dijo mientras la encandilaba con su sonrisa.
''No me lo puedo creer, ¡qué casualidad!''. Se habían saludado un par de veces y le parecía mono, pero de cerca era tan guapo,...

Hablaron sin parar durante todo el trayecto.

''S, voy a estar en Madrid hasta finales de mes porque tengo que concretar cómo van a ser las exposiciones. Si tienes tiempo, te aburres o te apetece, llamame.''

Se despidieron, pero antes de decirse adios, él se acercó y le dió un beso en la mejilla.

S estaba feliz. Había tenido un día estupendo y sabía que nadie lo podía cambiar. Pidió un taxi y se dirigió al Hotel.

martes, 1 de septiembre de 2009

Sueño (IV)


El tic-tac de las agujas del reloj interrumpía el silencioso ambiente de la cocina. Parecía que el tiempo se había detenido para dejarle reflexionar acerca de todo aquello que atormentaba su pensamiento. Cogió una taza del mueble y se apoyó sobre la encimera. Movía despacio la taza de un lado a otro. Hoy no olía a café. B lo preparaba siempre, pero hoy lo había olvidado. ''No es perfecta'' susurró en voz alta. Dejó la taza sobre la encimera. No tenía apetito.

Hoy tenía el día libre, pero no sabía a qué lo podía dedicar. Últimamente, su vida era monótona. Estaba acostumbrado a hacer lo mismo continuamente. B era poco original, divertida a su manera, y bastante tranquila. Al regresar a casa lo que más le apetecía era ver una película tumbada en el sofá, cenar las sobras del día anterior, darse un relajante baño con sales minerales, y sobre todo, que él le prestase toda su atención.

Echaba de menos su anterior vida, y sobre todo a ella. Odiaba la pesadez de las personas, ya que, se consideraba un chico independiente y liberal, pero cuando ella le llamaba para hablar o para estar con él, no había ningún problema, aceptaba encantado.

No era la relación perfecta, pero su compenetración era tal que no les hacía falta hablar para saber en qué estaban pensando, se comunicaban con la mirada. Cuando uno de los dos estaba mal, el otro siempre estaba a su lado, apoyándole y animándole a continuar. Se contaban todo, ya que, se entendían a la perfección y sabían que cualquier consejor que se pudieran dar iba a ser sincero y útil.

Se arrepentía de los últimos días que habían pasado juntos. La dejo de lado por aquella chica en apariencia perfecta que conoció mientras buscaba trabajo. En un principio se ilusionó tanto que no pudo evitar apartarla un poco. Para él, seguía siendo su compañera de aventuras, su confesora, su fiel amiga, pero ella sentía algo muy diferente y no podía seguir con aquella relación.

Había quedado con B para tomar algo cuando le sonó el teléfono. ''¿Por qué me tiene que interrumpir ahora?'', pensó. Quería verle urgentemente, tenía algo importante que decirle y no podía esperar. A pesar del enfado de B, decidió quedar con ella, quería saber de que se trataba siendo tan urgente.

Llegó al sitio donde siempre solían hablar, aquel rincón que tanto les gustaba y donde acostumbraban a pasar grandes momentos. El parque era grande, pero ellos preferían el pequeño estanque, en el que siempre había preciosos cisnes, gente en barcas, jóvenes en bicicleta,...
Para su extrañeza, ya le estaba esperando. Era una chica impuntual, por más que se esforzaba nunca conseguía llegar a tiempo a ningún sitio, sin embargo, ahi estaba, sola bajo el bonito atardecer. Parecía triste y la escena conseguía apenarla aún más. Sentada al borde del estanque, mirando a los cisnes que nadaban y al horizonte sin parpadear.
Se acercó lentamente y le dió un beso en la mejilla. ''¿Qué ocurre?, ¿Por qué tanta prisa?'', le dijo algo nervioso. Ella, con lágrimas en los ojos que intentaba retener solo pudo decir una frase antes de romper a llorar: ''Mañana me voy, no se por cuanto tiempo, realmente no se si volveré''. Él se quedó atónito, no se lo esperaba. Al escuchar eso, sintió que toda su energía se esfumaba, no sabía ni qué hacer, ni qué decir. Se quedó mirando el agua mientras ella lloraba sin consuelo. ''¿Por qué no me lo has dicho antes?''. ''Estabas demasiado ocupado con B. Siento decir esto pero esa es la razón por la que me voy, no puedo soportalo más, estoy enamorada de ti, y aunque quiero que seas feliz, soy inacapaz de verte con otra persona que no sea yo. Se que es algo que no decides tu, que no puedo obligarte a que me quieras, pero no puedo controlar esta situación, me estoy haciendo mucho daño a mi misma, y necesito desaparecer por un tiempo, al menos el tiempo suficiente como para olvidarte''.
A veces se había planteado eso, pero nunca había imaginado que aquella gran amistad terminaría de esa manera. Entendía que ella lo estaba pasando mal pero él no tenía la culpa. No quería que se alejase, al menos de esa manera, pero tampoco la quería retener. En ese momento, no sabía que era lo que le podía ofrecer. B, había pasado a ser su principal prioridad. Quizás estaba siendo egoista, pero ahora eran B y él, no había ni espacio ni tiempo para su amiga.

Ella, en el fondo, quería ver su reacción, quería desengañarse. Sabía que no iba a mover ni un dedo para imperdir que se marchara. Lloraba sin consuelo con la esperanza de recibir algún tipo de muestra de cariño, un abrazo, un beso, una caricia, no pedía más. Aunque era consciente de que no la amaba, pensaba que la apreciaba como persona. Al no recibir ninguna muestra de cariño, se levantó. A continuación él hizo lo mismo.
Se fundieron en un fuerte abrazo, se dijeron adios y ella le besó la mejilla. ''Hasta pronto, ¿No?'', dijo él sonriendo. ''Eso espero'', dijo ella con una miníscula sonrisa en la cara.

Pasaron las horas, los días, los meses, y no se habían vuelto a ver, ni siquiera habían vuelto a hablar. Ella no le dijo a dónde iba. Sabía que no iría a visitarla, pero prefería ocultárselo de momento.

Abatido, se sentó en sillón que tenía en la terraza y encendió un cigarro. ''¿Dónde estás?, dijo melancólicamente mirando hacia el final de la calle.

Sueño (III)


Había entregado el trabajo y no había salido tan mal, algún error que otro, pero quería quitarle importancia.
Se sentó en su pequeño despacho y encendió su ordenador portatil. Miraba a través de la ventana el ir y venir de las gentes de la ciudad. Seguro que cada uno de ellos veía la vida desde diferentes ángulos. ''Me gustaría saber qué piensa aquel chico que está sentado en la parada del tranvía'', aunque parecía imposible, el chico levantó la mirada y se quedó mirando hacia ella fijamente mientras le dedicaba una tierna sonrisa. Ella, sonrojada, le devolvió el gesto.
Contenta, volvió al deber. Tenía que concluir los preparativos del certamen antes de terminar la jornada. Distraida, volvió a mirar hacia la parada pero el chico ya no estaba.

Había pasado una mala noche, no había tenido tiempo para conciliar el sueño, estaba agotada.

''¿Qué estará haciendo en este momento?''. Llevaba tanto tiempo sin saber nada de él que le mataba la duda. Le dolía el hecho de pensar que ni siquiera la había llamado, no le había mandado ni un sólo mensaje interesándose por ella. No había pasado tanto tiempo desde aquellas noches que pasaban charlando hasta que llegaba la mañana, de esos viajes tan anecdóticos que solían hacer, de aquellas fiestas en las que bailaban sin parar durante horas,...
Pensaba que había vivido demasiado despacio, había perdido mucho el tiempo. Quizá, se debía a sus ansias de diversión. Era una persona que huía de cualquier tipo de responsabilidad, odiaba tener que estar pendiente de algo o alguien, era un alma libre, que quería vivir las cosas al cien por cien.

''Yo le quería'', era cierto, le quería tanto que a veces tenía miedo de lo que pudiera pasar. En el fondo, sabía que aquella relación terminaría así, pero se conformaba a si misma pensando que tenían un vínculo tan fuerte que nada ni nadie lo rompería jamás. Se equivocó, como estaba acostumbrada a hacer en sus últimos episodios. Intentaba rectificar constantemente, pero el mundo parecía ir en su contra. ''El problema es mio, tengo que cambiar'', pero era así, y sus intentos siempre resultaban fallidos.

A veces, aquel amor se transformaba en un odio impotente. Él tenía una vida genial junto a la chica de sus sueños, sin sufrir por nadie, sin preocupaciones, mientras que ella, no era capaz de alzanzar un equilibrio.

Cuando estaba sola lloraba, lloraba sin parar por aquel sentimiento que tanto daño le hacía. No podía elegir a quien amar, mandaba su corazón, y ella, por más que intentaba obligarle a que olvidase a aquel chico, no le hacía caso. ''Olvídale, no puedo soportarlo más'', pero en el fondo, ella tampoco quería hacerlo. Tenerle en mente era lo único que podía mantenerla viva.

Cerró los ojos. Sonaba esa preciosa canción de John Lennon que tanto le gustaba. Veía un precioso prado verde, lleno de margaritas, ella estaba feliz, pero le faltaba algo que no encontraría en aquel lugar. De repente, despierta en la orilla del mar, su pelo encaracolado se mueve al mismo tiempo que la brisa mueve ligeramente las olas. Corre torpe junto a la orilla, esquivando el agua que de vez en cuando moja sus pies. Corre desnuda, sintiendo la naturaleza en su piel, sintiéndose libre, hasta que decide pararse y cubrirse con un gran pañuelo de color blanco que podría protegerla del frío. No necesitaba aquella libertad estando tan sola, no tenía a nadie con quien compartir sus preocupaciones, sus anhelos, sus miedos e incertidumbres,...
Se queda mirando al agua, mientras tira varias piedras. Le gusta ver las ondas que hacen las pidras al caer al agua. Siente una mano que se apoya sobre su hombro, se gira y le ve a él. Él la mira fijamente y se sienta a su derecha, la abraza y le da su calor. ''Hace frío, vámonos dentro'', dice mientras le besa la mejilla.

Sueño (II)


Estaba rodeada de papeles. Hacía bastante tiempo que vivía allí pero todavía no había conseguido ordenar su vida, ni tampoco aquella habitación en la que pasaba largas horas a lo largo de la semana.
''Tengo que terminar el trabajo antes de que llegue mañana'', se decía a si misma, pero era consciente de que el tiempo iba pasando y se le agotaban las fuerzas. Se iba desanimando conforme iban pasando los minutos y no sabía qué hacer. Se puso a hojear fotos viejas que tenía en una caja junto a su mesa. No sabía si era lo que más necesitaba en aquel momento, pero le apetecía hacerlo. Al abrir la caja recordó porque estaba precintada. Había cientos de fotos de ellos dos, esos mil momentos juntos habían pasado al recuerdo, al olvido, y sólo seguían vivos en unos trozos de papel que ella conservaba con un gran cariño. Pasaba las fotos una a una, deteniéndose a analizar todo lo que había en ellas. Viajes, tertulias en los cafés, arte, una gran evolución física y mental,...
Había pasado mucho tiempo desde aquellas últimas imágenes que había visto. Podía sentirse igual que antes mientras las miraba, pero era consciente de que habían cambiado muchas cosas.

A veces, mientras andaba por la calle, se preguntaba si habría hecho bien al abandonar todo por olvidarle, y dudaba. Desde que dijo adios las cosas no habían cambiado demasiado. Un chico había intentado entrar en su vida, pero sólo habían conseguido un par de encuentro esporádicos. Ella no sentía nada por él, y odiaba tener una relación sin ningún tipo de sentimiento afectivo.
Le echaba tanto de menos, pero al mismo tiempo le veía con aquella preciosa chica con la que estaba feliz. No podía entrometerse en su vida y mucho menos en su felicidad. Él ya había encontrado su camino, y desgraciadamente, no formaba parte de él.

Desde el primer día que le vió, su vida cambió para siempre. Sus amigas empezaron a gritar como quinceañeras para llamar su atención, y ella apenas se fijó en él. Era una persona a la que no conocía de nada, pero sintió algo, sintió una extraña conexión que les acercaba misteriosamente a pesar de no conocerse.

El tiempo, hizo que sus vidas se cruzasen, y ella, sin saber cómo ni porqué, se enamoró silenciosamente de aquel chico tímido y misterioso que tanto le gustaba.

Este hecho le jugó una mala pasada. Él no sentía nada por ella, la apreciaba como persona, pero no podía sentir nada. Ella, dolida, decidió anteponer la buena relación que mantenían, pero el tiempo hizo que una tercera persona se cruzase por medio destrozándolo todo.


''¿Qué te ha parecido la cena?, No ha sido peor que la primera vez que vinimos'', decía ella, ''No ha estado mal la verdad'', responde él. Andaban por una calle oscura, era tarde y hacía algo de frío. De repente, se quedaron a muy poca distancia uno del otro, y ella no pudo contenerse más, le besó, fue un beso momentáneo pero muy intenso. ''¿Por qué paras?'', le dijo él sonriendo y muy sorprendido por lo que acababa de hacer. Asi que ella, tímidamente, volvió a besarle, y esta vez, fue un beso de dos.

''No me lo puedo creer, son las siete y dentro de media hora debería entregar el trabajo''. Se quedó cabizbaja e intentó adelantar lo que pudo en quince minutos. Otra vez ese estúpido sueño, era tan real, y al mismo tiempo tan lejano.
No podía olvidarle. Se conformaba pensando que era demasiado pronto, pero necesitaba tanto volver a verle que no sabía cuanto tiempo podría seguir así. Estaba deseosa de conocer el verdadero amor, pero él era el amor de su vida, estaba segura, pero el mundo se encargaba de contradecirle en todos esos pensamientos.

Abrió la ventana. Era temprano, pero en aquella gran ciudad parecía que no había descanso. El frío de la mañana le puso la piel de gallina. Se quedó mirando a una pareja que estaba sentada en un banco, ''nosotros nunca estuvimos asi, no se porque pienso tantas tonterías''.

Cerró la ventana, fue a la cocina y preparó un poco de café. ''Hoy va a ser un día duro'', dijo mientras miraba su reloj.

lunes, 31 de agosto de 2009

Sueño (I)


Alguna vez cuando estoy sola, me pongo a pensar en muchas cosas. Pongo esa canción que tanto me emociona, o veo un trocito de esa película que me hace reflexionar.

Les veo a ellos, tan enamorados, tan felices,... Ella, como siempre radiante, con su larga melena ondulada que se mueve al la velocidad del viento, los rayos del sol se reflejan en su cabello color trigo, y el azul del cielo hace que destaquen más sus preciosos ojos azules. Su piel pálida junto a su corto vestido rosa palo, le proporcionan aún más inocencia de la que aparenta tener. Sonríe, se tapa la cara con los brazos mientras gira sobre si misma torpemente con la intención de llamar su atención. La suave brisa de la primavera la hacen aún más bella, su suave perfume tiñe las flores que están floreciendo,...
Él la mira desde el suelo. Está tumbado en la hierba mojada, tranquilo, observando a una persona en apariencia dulce, delicada y frágil . No quiere parpadear ni tan solo un segundo, no puede dejar de mirarla. Es perfecta, se dice a si mismo cada vez que posa su mirada sobre ella, pero hay algo que le atormenta.
De repente, el agotamiento y la tranquilidad se apoderan de él, cierra los ojos y tiene un extraño sueño. Estaba a punto de salir por una puerta con esa chica preciosa mientras una persona agarró su mano llevándole a una habitación cercana. Estaba oscuro. La misteriosa chica, encajó la puerta y le pidió un beso. ¿Se iban a decir adios para siempre?, él, se quedó estático, no sabía con seguridad con quién estaba agarrado de la mano. Sin darse cuenta, sintió el calor de un beso, el mejor beso que jamás le habían dado, dulce, inocente. Sin pensárselo dos veces, besó delicádamente a la chica, y le dijo que volvería pronto. Ella, se quedó en silencio, sonrió, y le dijo adios.

Alguien interrumpió su sueño. Te has quedado dormido. De cerca era aún más bella, sin embargo, el sentimiento no era tan fuerte y verdadero como el que sentía cada vez que veía a la chica de su sueño. Fijó su mirada en el horizonte, era ella otra vez, estoy seguro. Nunca le había dado la oportunidad de demostrarle nada, él había dudado muchas veces sobre qué tipo de relación tenían, pero nunca había podido decírselo, no quería estropear nada. Ahora, era tarde. La chica de sus sueños, aquella que había estado durante mucho tiempo disfrazada de algo que no era, estaba lejos, muy lejos de allí.
Se arrepentía de su actuación en el pasado. Cada vez que estaban juntos conseguía sentirse pleno, lleno, conseguía ser feliz. Desde que ella decidió desaparecer, nada había sido igual.

Cuando esa preciosa chica se cruzó en su camino, la chica de sus sueños no pudo soportarlo, le amaba demasiado como para soportar verlo con otra persona que no fuera ella. Le confesó todo lo que sentía, y a pesar de necesitarle cerca para ser feliz, no tuvo más remedio que alejarse. En un principio, iba a ser durante una pequeña porción de tiempo, quizá un par de meses, pero al no afrontarlo, no volvió nunca más.

Por la noche, cuando se acostaba con ella, no podía dejar de verla en sueños. Se sentía mal, egoista, y muy desgraciado. Estaba con una chica a la que muchos deseaban, perfecta, pero había algo que no tenía. No era como aquella chica que le hacía reir cuando él estaba triste, que le hacía todo mucho más ameno, que iluminaba sus noches con una simple frase tonta, que convertía los pequeños detalles en grandes azañas,...

Se despertaba de madrugada, se asomaba a la ventana y contaba las estrellas. Todo sería mucho más fácil si supiera dónde está. A la vez pensaba en el tiempo que había pasado desde el día en el que dijo adios. Tal vez había conocido a la persona que la valorara como ella merecía. Le dolía pensar eso. No quería que no fuese feliz, sólo quería tener el poder para poder hacerla feliz él. Gritaba por dentro, sentía tal impotencia y rabia, que no podía parar de llorar cuando estaba solo. ¿Qué estará pensando?, ¿Se acordará de mi o me habrá olvidado como me dijo?,...

Volvía a la cama después de no encontrar sentido a sus pensamientos, era estúpido pensar en ella, ni siquiera sabría por dónde empezar a buscar. Abandonó todo, dejó la ciudad para empezar una nueva vida lejos de él.
Hizo todo lo que él siempre había anhelado, emprendió su vida de forma independiente, y desapareció del mapa.

Antes de taparse de nuevo con la manta, ella le abrazó para darle su calor. ¿No puedes dormir cariño?, desde hace días te levantas de la cama de madrugada, deberías ir al médico. Él se giró sin decir nada y fingió estar dormido. Era una chica preciosa, pero cuando le rozaba no sentía nada, no entendía por qué, y no sabía como terminar con aquello. Tenía miedo de volver a arrepentirse, pero con certeza podía decir que no era feliz así.

domingo, 30 de agosto de 2009


A veces sentía una pequeña barrera que dificultaba las cosas, otras, esa barrera se esfumaba como por arte de magia.

Admiraba ese juego.
Ella le miraba, él automáticamente le acariciaba la mano, comenzaban a tocarse, a sentirse uno junto al otro, su perfume invadía todo su ser, su tacto era inconfundible, mientras sus manos recorrían suavemente todo su cuerpo, ella le besaba el cuello de forma muy, muy lenta,...

viernes, 28 de agosto de 2009

Semáforo


A veces notaba cosas que no se podían ver, además, en ciertas ocasiones sentía que otros también se daban cuenta de todo lo que conseguía percibir.

Sonreía, miraba tímidamente, asentía con la cabeza, controlaba sus impulsos, hacía todo mucho más dulce.

Escuchaba música mientras pintaba con lápices de colores paisajes monocromáticos, se reía de repente sin saber por qué, buscaba algo que desconocía, creía en un sentimiento invisble, pero, confiaba en su existencia.

Se refugiaba con miedo y esperanza en el primer rincón que encontraba. Un poco de calor, sólo pedía eso. Desde aquel pequeño rincón, intentaba pasar desapercibida a veces, sin embargo, otras muchas, necesitaba ser el centro de atención.

''Mirame, estoy aquí'', decía su mente cada vez que él no la miraba. No sabía en qué podría ayudarle, que le podría aportar y en qué conseguiría convertirle estando a su lado.
Sabía una cosa, cuando estaban juntos era capaz de transformarse en la persona más perfecta, porque él la hacía contraria a cualquier imperfección.


Su pequeño rincón no tenía puerta, ni siquiera una señal, o un semáforo en rojo que pudiese entorpecer la entrada a los más curiosos. A veces dudaba. Pensaba en las personas que podían pasar sin avisar, ¿Qué pasaría si no le gustasen?.
No sabía grandes cosas sobre la vida. Constantemente se preguntaba qué camino debía seguir. No sabía si aquello que sentía era felicidad o conformismo, estaba bien, y lo sabía, pero en algún que otro momento se venía abajo, y una vez hundida tenía que levantarse sola.

Quizá lo mejor sería un semáforo. Si no quiere que entren se pondrá rojo, puede que esté mucho tiempo en ese color, pero cuando esté preparada cambiará todo, solo tiene que esperar un poco más.

Cuando haya madurado lo suficiente, no habrá barreras.

lunes, 24 de agosto de 2009

Extraña decepción


No era la primera vez que le veía en un sueño. Aparecía como hace años, con su buena presencia, mucho más alto que ella, trajeado,...Era raro, incluso soñando, sabía que no era verdad.

Le recordaba como un ejemplo a seguir. Hacía memoria y conseguía escuchar las largas conversaciones que tenían, escuchaba todos sus sabios consejos. Era una niña pequeña, pero cuando estaban juntos, sentía que le trataba como a una adulta. Le hablaba de futuro, de las carreras que le gustaban, como derecho o empresariales, ya que, esperaba grandes cosas de ella.

Era una persona increible. Lo que más sentía era no tener una foto con él. Recordaba una, quizás tenía 3 o 4 años, lamentablemente no la encontraba. En el sueño, no perdía el tiempo, y exigía hacerse una foto con él, algo que pudiera conservar con el paso del tiempo.

Aún puede recordar la última vez que le vió. Era navidad, hacía frío, y ella tenía que volver a casa. Esa vez, sintió algo extraño, le abrazó como nunca lo había hecho hasta entonces, pero no sabía que sería la última vez que podría hacerlo.

Pasaron unos días, y una llamada alertaba de algo en apariencia normal. Ella no cogió el teléfono, no solía cogerlo por pereza. Era fin de semana, el teléfono volvió a sonar, pero ella, no lo cogía. En el fondo, pensaba que no tenía demasiada importancia, que volvería a sonar al día siguiente, pero no.

Todos se asustaron, pero no era la primera vez. La pequeña niña, se lo tomó con tranquilidad, no pasaba nada, había pasado otras veces, era una de tantas.

No pasaron demasiados días, puede que no pasasen ni tres semanas. Iban a verle, y a ella, por su edad, no le dejaban, le aconsejaban que no lo hiciera. Estaban destrozados, no sabían que pensar, los médicos daban alguna señal de esperanza pero en el fondo sabían que era demasiado difícil.
Habían pasado varios días y tenían que regresar a casa. A la semana siguiente, el teléfono volvió a sonar, esta vez si, ella fue corriendo a cogerlo, y fue entonces cuando se enteró.
Él se había ido y no iba a volver. Lo que más le dolía era no haber podido despedirse, no le pudo decir lo mucho que le quería, y sentía que había desaprovechado el tiempo que habían podido estar juntos. Escribió cartas que no le pudo dar, quería hacerle regalos que no pudo hacer,...

Han pasado muchos años, pero recuerda todo como si fuera ayer. Todavía hay mucho dolor.

Si la viera ahora, ¿Qué pensaría?
Su vida era más imprecisa que el recorrido de una montaña rusa, había pasado del mucho al poco, y del poco al nada, estaba decepcionada con su trayectoria, y pensaba que lo mejor era huir, se veía incapaz de afrontar sus problemas.

Estaba perdida. Pensaba en él, en las cosas que él le decía, y no quería pensar en la decepción que podría haber supuesto para él verla así.

sábado, 22 de agosto de 2009

Remedio sin receta


Una vez escuchó en una película que todas las personas tienen una debilidad. Ella sabía muy bien cuál era la suya.

No podía evitar pensar en todo momento que llegaría ese día, que algún día ocurriría aquello que ella anhelaba como nada en el mundo, sin embargo, la ilusión se iba apagando poco a poco, y sabía que si algún día pasaba, no sería como ella había imaginado. Sería un acontecimiento momentáneo del que no podría disfrutar.


''Soy el remedio sin receta y tu amor, mi enfermedad''

jueves, 20 de agosto de 2009

Es dificil abrir los ojos cuando no quieres ver las cosas como son


Su mente se encontraba en estado de shock, apenas sabía donde se encontraba. Miraba a su alrededor llorando y fijaba su mirada en un punto, el que más tarde terminaría viendo borroso. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?, se preguntaba, pero nadie le podía responder. Sólo es culpa mia, ha sido el resultado de lo que he ido buscando durante todo este tiempo, no puedo culpar a nadie más, se decía a si misma.

Nadie podía comprender lo que estaba pasando. La gente de su entorno tenía una idea equivocada de lo que sentía. Ella, no quería contar nada, se veía tan incapaz de solucionar sus problemas que no ponía remedio alguno.

Después estaba él, o quizás estaba antes. No sabía si era un problema o una suerte tenerle cerca, desconocía qué opinaba realmente de todo, y en el fondo sabía que las apariencias no hacían otra cosa mas que engañar a su verdadero saber. La probabilidad de que su idea fuese errónea estaba muy por debajo de sus argumentos contradictorios, ¿Cuál acertaba más entonces?

Optaba por cerrar los ojos mientras miraba al camino más sencillo, rápido, intentando huir de todo aquello que temía, buscando asi, una suerte que no lograba encontrar.

sábado, 15 de agosto de 2009

Doble intención malintencionada



Llevo mucho tiempo aquí, quizás demasiado, ¿Por qué has esperado tanto para darte cuenta?
Has tardado demasiado, era cuestión de tiempo que esto ocurriese,... No, no me valen tus escusas. Hubiese dado cualquier cosa por estar contigo, lo intenté todo sin que sirviera de nada, y ahora me vienes con esas,... no se qué esperas que piense,...

Tenía miedo a que tú me dejases por otra, pero ahora tú eres el que teme que te olvide por otro. Mientras yo me convencía de que entre nosotros había algo, tu te encargabas de decirme disimuladamente que no, que dejase de intentarlo.

No quiero olvidarte, de hecho, nunca podré hacerlo, pero ahora no quiero intentarlo, quiero que me dejes marchar por otro camino, quizás solo por un tiempo, es posible que vuelva, pero si no lo hago, te ruego que no me busques. Lo nuestro podría haber funcionado, es más, te considero el amor de mi vida, pero este amor es de los que duelen. No puedo enfrentarme a mis miedos día a día, no quiero que me entregues todo lo que mañana me puedas quitar, no puedo olvidarte sin que me dejes un espacio, ni puedo estar bien si la distancia es demasiado grande.

¿Qué quiero?, Se que te quiero a ti, lo que más deseo en este momento es que me mires y después me des el beso más especial que mi imaginación pueda llegar a idealizar, que me lleves a un mundo que jamás he conocido,...

Me miras y no sabes qué decir, te falta valor, tienes miedo a lo que pueda pasar mañana, y a que toda nuestra magia se termine,...

Entonces, déjame rehacer mi vida, permíteme llegar a ser feliz con otra persona que no seas tú, y deja de moverte por ese egoismo estúpido que no te deja diferenciar si temes perderme o si en realidad me quieres de verdad.

Aclara todas tus ideas y deja de jugar conmigo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Gritos silenciosos


Grito sin que nadie me escuche y le pido que vuelva otra vez. ¿Qué tal un café?, como los de aquellas tazas calientes con ese aroma particular que solíamos tomar cada tarde. No me importa, sólo quiero otra ocasión para demostrarte que nada ha cambiado, recuperar esa magia que un día se perdió,...

Grito desconsoladamente sin que nadie responda, ¿Dónde estás?, respondo lejos, muy lejos, es imposible, debo dejarlo ya, pero nadie me obliga a parar, nadie me ayuda a intentarlo.

¿Por qué?, ¿Por qué terminó de repente?, me pregunto entre sollozos, mientras siento que vivo en un mundo irreal, en un mundo ficticio que sólo yo consigo entender, y al que nadie puede acceder mientras yo no quiera.

Era feliz, mucho, pero duró poco. ¿Nunca volvería a sentir ese sentimiento especial?, era algo que conseguía quitarme el sueño diariamente y que aún consigue hacerlo. ¿Qué puedo hacer yo?, Nada, esperar, esperar a que alguien pida permiso para entrar en ese mundo, o simplemente, esperar a que alguien te avise cuando ya esté dentro porque si, le ha gustado y quiere quedarse.

martes, 4 de agosto de 2009

Solo tus ojos sabrán que fue verdad.

Cada vez más cerca, sin saber por qué tus manos están acariciando suavemente su cara mientras él te mira perplejo sin dar crédito a lo que está ocurriendo. Cerca, sólo un poco más cerca piensas, mientras el sonido de la música deja de sonar y sólo escuchas los latidos de tu corazón que empieza a ir más y más deprisa. Sientes que entre toda la gente que te rodea sólo hay una dos personas. Le vuelves a mirar mientras sientes que una de sus manos roza discretamente tu cintura subiendo hasta el cuello, la otra, simplemente agarra tu mano. Los nervios hacen que termines temblando como un flan, al mismo tiempo, sientes un cosquilleo en el estómago que no te deja pensar con claridad. No quieres hacer nada de lo que te puedas arrepentir pero en este momento tu parte racional no funciona y lo único que puedes hacer es dejarte llevar.
¿Qué pasará mañana?, se que lo nuestro nunca volverá a ser lo mismo, pero me gustaría intentarlo. Le miro intentando descubrir qué pasa por su mente, ¿Opinará lo mismo que yo?. No hay tiempo para esperar, ha llegado el momento de averiguarlo. Todo estaba oscuro, ¿estaré soñando?, no.
Fue el más dulce de los besos que jamás le habían dado, tierno, suave, inocente,... se sentía mejor que nunca, por fín era recíproco aquel sentimiento que llevaba tanto tiempo anhelando.
Ahora era una persona completamente diferente, segura de si misma, y sobre todo estaba feliz porque tenía algo de lo que carecía el resto, el amor de la persona a la que quería.

Miedos e ilusiones


Es probable que una de las cosas que más teme la gente sea la decepción.

Al escuchar esa palabra es posible que no pensemos en lo que significa estrictamente. De forma inconsciente visualizaremos una imagen de una situación vivida que nos llegó a marcar de alguna manera, y que nuestra cabeza se niega a olvidar.

Cuando alguien nos decepciona consigue destrozarnos, pero cuando nos decepcionamos a nosotros mismo entramos en un trance peculiar. Nos sentimos perdidos y no sabemos cómo actuar,... buscamos sentido a todo y nos vemos incapaces de afrontar muchas situaciones por miedo a volver a equivocarnos.

Es dificil afrontar esto, pero una vez que lo consigues, no hay nada que se te pueda llegar resistir.

jueves, 30 de julio de 2009

Insomnio


Un golpe seco interrumpe su profundo sueño. ¿Qué hora será?, se pregunta. Mamá acaba de llegar, deben ser las tres de la tarde.
Ayer no pudo domir. Padecía un extraño insomnio producido por su descontrol emocional. Se ponía demasiado nerviosa por las noches, tomaba pastillas, infusiones,... pero nunca lograba conciliar el sueño hasta altas horas de la mañana.
Decide levantarse, parece que no ha sido una de sus peores noches. Se mira al espejo, tiene mala cara, a menudo la tiene. Se dirige a la cocina con la intención de comer algo, sin embargo sabe que debe privarse de aquellos manjares que tanto le gustan, hoy debería beber agua, nada más.
El olor de su plato favorito no puede pasarlo por alto, esta ahí, en la mesa, y hoy tiene un olor aún mejor, eso sin contar con su apetitosa cara, pero sabe que no puede ser. Se dirige al salón y se tumba en el sofá. Agarra con la mano derecha aquella revista que ha leido cientos de veces, pasa las hojas rápido, con decisión, apenas se fija en ninguna página, pero pronto se detiene en una. Se queda mirando la página pero es obvio que está pensando en otra cosa. Mira el télefono que tiene detrás. ¿Qué estará haciendo ahora?, ¿Qué pasaría si le llamase?,... Piensa varias veces qué hacer mientras sostiene el teléfono con la mano derecha y guarda la revista sobre sus piernas por si acaso se arrepiente de haberla dejado apartada. Podría arrepentirse de aquello que hizo, de las mentiras que cuenta diariamente, de intentar hacer daño a los demás, pero no lo podía hacer, en el fondo le gustaba, le hacía sentir mejor, le subía el autoestima.
Solía sentirse inferior, pero buscaba modos para no hacerlo. Los amigos le duraban poco porque siempre intentaba estar por encima de ellos en todos los sentidos. En su agenda solo le faltaba dividir a la gente por utilidad para ella, ya que, necesitaba a la gente en función de aquello que le pudiesen aportar en cada momento del día. Era egoista, más de lo normal, pero a ella le encantaba serlo. Se enriquecía moralmente siéndolo.
Decide llamar pero comunica. Se queda chafada, quería decirle eso que había estado pensando toda la noche. Lo había pensado y analizado miles de veces, esta vez el plan no podía fallar, era prácticamente perfecto, infalible. Sabía que estaba enfrentándose a una persona más débil, era consciente de la facilidad que tendría para quitarla de en medio, sin embargo había algo con lo que no podía combatir.

Se dice que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Su ribal era una persona noble, sincera, buena persona, a la que tenía una envidia insoportable. Era inteligente, gracias a ello podía llevar una vida social más o menos equilibrada. Valoraba a sus amigos por encima de todo y estaba ahi siempre que la necesitaban. Muchas veces se venía abajo por culpa de ella, porque descubría que intentaba hacerle daño, sin embargo no lo quería ver porque sentía un gran afecto y admiración por esta persona. Finalmente, la mentira salió a la luz, y la sinceridad fue lo que tuvo más valor.

Añoraba ser esa persona a la cual había intentado hundir. Imitaba todos sus movimientos, aficiones, y al mismo tiempo las criticaba porque no podía hacerlo mejor que ella. Estaba en una constante lucha interna por ser aquello que no conseguía.

Fingía ignorarla, pero no dejaba de espiarla, siempre inventando algún plan para lograr arrebatarle todo.

Se levanta del sofá, corre a su habitación y abre el armario. ''Se que con este vestido estaré espectacular''. Se arregla y añade unas gotas de ese perfume tan caro que la hace sentir elegante. Intenta ir provocativa pero manteniendo siempre una elegancia innata que cree tener. Después de abrocharse esos zapatos nuevos que estaba deseando estrenar, abre la puerta de la calle, se coloca las gafas de sol y comienza a andar. Mueve las caderas paso a paso, intenta andar con aires de superioridad, quiere que la gente la considere alguien por encima del resto, inalcanzable, pero no se da cuenta de que pasa completamente desapercibida, y que lo único que consigue es adquirir un caracter rídiculo del que la gran mayoría se rie.

Regresa a casa, agotada, sin fuerzas. Sabe que todo el conflicto mental que ha tenido durante el día no ha servido de nada. Tiene la moral baja, siente que ha hecho el ridículo, que no tiene amigos, y que esa persona a la que tanto odia es demasiado feliz como para interesarse por sus problemas y su vida aparentemente genial.
Se toma dos pastillas y a continuación prepara una tila. Agarra el vaso suavemente. Se encuentra mal. Quita toda la ropa que tenía en la cama y la coloca sobre la silla que tiene en frente. Quita el edredón y se mete dentro de la cama.
Otra vez ese insomnio que no la dejaba descansar. Volvía a pensar en todo sin encontrar una solución lógica, pero se sentía mal. Lo que más le dolía era sentirse por debajo del resto. Sus planes estaban fallando y no se lo podía explicar.

Tras horas y horas de reflexión, se queda dormida.