lunes, 31 de agosto de 2009

Sueño (I)


Alguna vez cuando estoy sola, me pongo a pensar en muchas cosas. Pongo esa canción que tanto me emociona, o veo un trocito de esa película que me hace reflexionar.

Les veo a ellos, tan enamorados, tan felices,... Ella, como siempre radiante, con su larga melena ondulada que se mueve al la velocidad del viento, los rayos del sol se reflejan en su cabello color trigo, y el azul del cielo hace que destaquen más sus preciosos ojos azules. Su piel pálida junto a su corto vestido rosa palo, le proporcionan aún más inocencia de la que aparenta tener. Sonríe, se tapa la cara con los brazos mientras gira sobre si misma torpemente con la intención de llamar su atención. La suave brisa de la primavera la hacen aún más bella, su suave perfume tiñe las flores que están floreciendo,...
Él la mira desde el suelo. Está tumbado en la hierba mojada, tranquilo, observando a una persona en apariencia dulce, delicada y frágil . No quiere parpadear ni tan solo un segundo, no puede dejar de mirarla. Es perfecta, se dice a si mismo cada vez que posa su mirada sobre ella, pero hay algo que le atormenta.
De repente, el agotamiento y la tranquilidad se apoderan de él, cierra los ojos y tiene un extraño sueño. Estaba a punto de salir por una puerta con esa chica preciosa mientras una persona agarró su mano llevándole a una habitación cercana. Estaba oscuro. La misteriosa chica, encajó la puerta y le pidió un beso. ¿Se iban a decir adios para siempre?, él, se quedó estático, no sabía con seguridad con quién estaba agarrado de la mano. Sin darse cuenta, sintió el calor de un beso, el mejor beso que jamás le habían dado, dulce, inocente. Sin pensárselo dos veces, besó delicádamente a la chica, y le dijo que volvería pronto. Ella, se quedó en silencio, sonrió, y le dijo adios.

Alguien interrumpió su sueño. Te has quedado dormido. De cerca era aún más bella, sin embargo, el sentimiento no era tan fuerte y verdadero como el que sentía cada vez que veía a la chica de su sueño. Fijó su mirada en el horizonte, era ella otra vez, estoy seguro. Nunca le había dado la oportunidad de demostrarle nada, él había dudado muchas veces sobre qué tipo de relación tenían, pero nunca había podido decírselo, no quería estropear nada. Ahora, era tarde. La chica de sus sueños, aquella que había estado durante mucho tiempo disfrazada de algo que no era, estaba lejos, muy lejos de allí.
Se arrepentía de su actuación en el pasado. Cada vez que estaban juntos conseguía sentirse pleno, lleno, conseguía ser feliz. Desde que ella decidió desaparecer, nada había sido igual.

Cuando esa preciosa chica se cruzó en su camino, la chica de sus sueños no pudo soportarlo, le amaba demasiado como para soportar verlo con otra persona que no fuera ella. Le confesó todo lo que sentía, y a pesar de necesitarle cerca para ser feliz, no tuvo más remedio que alejarse. En un principio, iba a ser durante una pequeña porción de tiempo, quizá un par de meses, pero al no afrontarlo, no volvió nunca más.

Por la noche, cuando se acostaba con ella, no podía dejar de verla en sueños. Se sentía mal, egoista, y muy desgraciado. Estaba con una chica a la que muchos deseaban, perfecta, pero había algo que no tenía. No era como aquella chica que le hacía reir cuando él estaba triste, que le hacía todo mucho más ameno, que iluminaba sus noches con una simple frase tonta, que convertía los pequeños detalles en grandes azañas,...

Se despertaba de madrugada, se asomaba a la ventana y contaba las estrellas. Todo sería mucho más fácil si supiera dónde está. A la vez pensaba en el tiempo que había pasado desde el día en el que dijo adios. Tal vez había conocido a la persona que la valorara como ella merecía. Le dolía pensar eso. No quería que no fuese feliz, sólo quería tener el poder para poder hacerla feliz él. Gritaba por dentro, sentía tal impotencia y rabia, que no podía parar de llorar cuando estaba solo. ¿Qué estará pensando?, ¿Se acordará de mi o me habrá olvidado como me dijo?,...

Volvía a la cama después de no encontrar sentido a sus pensamientos, era estúpido pensar en ella, ni siquiera sabría por dónde empezar a buscar. Abandonó todo, dejó la ciudad para empezar una nueva vida lejos de él.
Hizo todo lo que él siempre había anhelado, emprendió su vida de forma independiente, y desapareció del mapa.

Antes de taparse de nuevo con la manta, ella le abrazó para darle su calor. ¿No puedes dormir cariño?, desde hace días te levantas de la cama de madrugada, deberías ir al médico. Él se giró sin decir nada y fingió estar dormido. Era una chica preciosa, pero cuando le rozaba no sentía nada, no entendía por qué, y no sabía como terminar con aquello. Tenía miedo de volver a arrepentirse, pero con certeza podía decir que no era feliz así.

domingo, 30 de agosto de 2009


A veces sentía una pequeña barrera que dificultaba las cosas, otras, esa barrera se esfumaba como por arte de magia.

Admiraba ese juego.
Ella le miraba, él automáticamente le acariciaba la mano, comenzaban a tocarse, a sentirse uno junto al otro, su perfume invadía todo su ser, su tacto era inconfundible, mientras sus manos recorrían suavemente todo su cuerpo, ella le besaba el cuello de forma muy, muy lenta,...

viernes, 28 de agosto de 2009

Semáforo


A veces notaba cosas que no se podían ver, además, en ciertas ocasiones sentía que otros también se daban cuenta de todo lo que conseguía percibir.

Sonreía, miraba tímidamente, asentía con la cabeza, controlaba sus impulsos, hacía todo mucho más dulce.

Escuchaba música mientras pintaba con lápices de colores paisajes monocromáticos, se reía de repente sin saber por qué, buscaba algo que desconocía, creía en un sentimiento invisble, pero, confiaba en su existencia.

Se refugiaba con miedo y esperanza en el primer rincón que encontraba. Un poco de calor, sólo pedía eso. Desde aquel pequeño rincón, intentaba pasar desapercibida a veces, sin embargo, otras muchas, necesitaba ser el centro de atención.

''Mirame, estoy aquí'', decía su mente cada vez que él no la miraba. No sabía en qué podría ayudarle, que le podría aportar y en qué conseguiría convertirle estando a su lado.
Sabía una cosa, cuando estaban juntos era capaz de transformarse en la persona más perfecta, porque él la hacía contraria a cualquier imperfección.


Su pequeño rincón no tenía puerta, ni siquiera una señal, o un semáforo en rojo que pudiese entorpecer la entrada a los más curiosos. A veces dudaba. Pensaba en las personas que podían pasar sin avisar, ¿Qué pasaría si no le gustasen?.
No sabía grandes cosas sobre la vida. Constantemente se preguntaba qué camino debía seguir. No sabía si aquello que sentía era felicidad o conformismo, estaba bien, y lo sabía, pero en algún que otro momento se venía abajo, y una vez hundida tenía que levantarse sola.

Quizá lo mejor sería un semáforo. Si no quiere que entren se pondrá rojo, puede que esté mucho tiempo en ese color, pero cuando esté preparada cambiará todo, solo tiene que esperar un poco más.

Cuando haya madurado lo suficiente, no habrá barreras.

lunes, 24 de agosto de 2009

Extraña decepción


No era la primera vez que le veía en un sueño. Aparecía como hace años, con su buena presencia, mucho más alto que ella, trajeado,...Era raro, incluso soñando, sabía que no era verdad.

Le recordaba como un ejemplo a seguir. Hacía memoria y conseguía escuchar las largas conversaciones que tenían, escuchaba todos sus sabios consejos. Era una niña pequeña, pero cuando estaban juntos, sentía que le trataba como a una adulta. Le hablaba de futuro, de las carreras que le gustaban, como derecho o empresariales, ya que, esperaba grandes cosas de ella.

Era una persona increible. Lo que más sentía era no tener una foto con él. Recordaba una, quizás tenía 3 o 4 años, lamentablemente no la encontraba. En el sueño, no perdía el tiempo, y exigía hacerse una foto con él, algo que pudiera conservar con el paso del tiempo.

Aún puede recordar la última vez que le vió. Era navidad, hacía frío, y ella tenía que volver a casa. Esa vez, sintió algo extraño, le abrazó como nunca lo había hecho hasta entonces, pero no sabía que sería la última vez que podría hacerlo.

Pasaron unos días, y una llamada alertaba de algo en apariencia normal. Ella no cogió el teléfono, no solía cogerlo por pereza. Era fin de semana, el teléfono volvió a sonar, pero ella, no lo cogía. En el fondo, pensaba que no tenía demasiada importancia, que volvería a sonar al día siguiente, pero no.

Todos se asustaron, pero no era la primera vez. La pequeña niña, se lo tomó con tranquilidad, no pasaba nada, había pasado otras veces, era una de tantas.

No pasaron demasiados días, puede que no pasasen ni tres semanas. Iban a verle, y a ella, por su edad, no le dejaban, le aconsejaban que no lo hiciera. Estaban destrozados, no sabían que pensar, los médicos daban alguna señal de esperanza pero en el fondo sabían que era demasiado difícil.
Habían pasado varios días y tenían que regresar a casa. A la semana siguiente, el teléfono volvió a sonar, esta vez si, ella fue corriendo a cogerlo, y fue entonces cuando se enteró.
Él se había ido y no iba a volver. Lo que más le dolía era no haber podido despedirse, no le pudo decir lo mucho que le quería, y sentía que había desaprovechado el tiempo que habían podido estar juntos. Escribió cartas que no le pudo dar, quería hacerle regalos que no pudo hacer,...

Han pasado muchos años, pero recuerda todo como si fuera ayer. Todavía hay mucho dolor.

Si la viera ahora, ¿Qué pensaría?
Su vida era más imprecisa que el recorrido de una montaña rusa, había pasado del mucho al poco, y del poco al nada, estaba decepcionada con su trayectoria, y pensaba que lo mejor era huir, se veía incapaz de afrontar sus problemas.

Estaba perdida. Pensaba en él, en las cosas que él le decía, y no quería pensar en la decepción que podría haber supuesto para él verla así.

sábado, 22 de agosto de 2009

Remedio sin receta


Una vez escuchó en una película que todas las personas tienen una debilidad. Ella sabía muy bien cuál era la suya.

No podía evitar pensar en todo momento que llegaría ese día, que algún día ocurriría aquello que ella anhelaba como nada en el mundo, sin embargo, la ilusión se iba apagando poco a poco, y sabía que si algún día pasaba, no sería como ella había imaginado. Sería un acontecimiento momentáneo del que no podría disfrutar.


''Soy el remedio sin receta y tu amor, mi enfermedad''

jueves, 20 de agosto de 2009

Es dificil abrir los ojos cuando no quieres ver las cosas como son


Su mente se encontraba en estado de shock, apenas sabía donde se encontraba. Miraba a su alrededor llorando y fijaba su mirada en un punto, el que más tarde terminaría viendo borroso. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?, se preguntaba, pero nadie le podía responder. Sólo es culpa mia, ha sido el resultado de lo que he ido buscando durante todo este tiempo, no puedo culpar a nadie más, se decía a si misma.

Nadie podía comprender lo que estaba pasando. La gente de su entorno tenía una idea equivocada de lo que sentía. Ella, no quería contar nada, se veía tan incapaz de solucionar sus problemas que no ponía remedio alguno.

Después estaba él, o quizás estaba antes. No sabía si era un problema o una suerte tenerle cerca, desconocía qué opinaba realmente de todo, y en el fondo sabía que las apariencias no hacían otra cosa mas que engañar a su verdadero saber. La probabilidad de que su idea fuese errónea estaba muy por debajo de sus argumentos contradictorios, ¿Cuál acertaba más entonces?

Optaba por cerrar los ojos mientras miraba al camino más sencillo, rápido, intentando huir de todo aquello que temía, buscando asi, una suerte que no lograba encontrar.

sábado, 15 de agosto de 2009

Doble intención malintencionada



Llevo mucho tiempo aquí, quizás demasiado, ¿Por qué has esperado tanto para darte cuenta?
Has tardado demasiado, era cuestión de tiempo que esto ocurriese,... No, no me valen tus escusas. Hubiese dado cualquier cosa por estar contigo, lo intenté todo sin que sirviera de nada, y ahora me vienes con esas,... no se qué esperas que piense,...

Tenía miedo a que tú me dejases por otra, pero ahora tú eres el que teme que te olvide por otro. Mientras yo me convencía de que entre nosotros había algo, tu te encargabas de decirme disimuladamente que no, que dejase de intentarlo.

No quiero olvidarte, de hecho, nunca podré hacerlo, pero ahora no quiero intentarlo, quiero que me dejes marchar por otro camino, quizás solo por un tiempo, es posible que vuelva, pero si no lo hago, te ruego que no me busques. Lo nuestro podría haber funcionado, es más, te considero el amor de mi vida, pero este amor es de los que duelen. No puedo enfrentarme a mis miedos día a día, no quiero que me entregues todo lo que mañana me puedas quitar, no puedo olvidarte sin que me dejes un espacio, ni puedo estar bien si la distancia es demasiado grande.

¿Qué quiero?, Se que te quiero a ti, lo que más deseo en este momento es que me mires y después me des el beso más especial que mi imaginación pueda llegar a idealizar, que me lleves a un mundo que jamás he conocido,...

Me miras y no sabes qué decir, te falta valor, tienes miedo a lo que pueda pasar mañana, y a que toda nuestra magia se termine,...

Entonces, déjame rehacer mi vida, permíteme llegar a ser feliz con otra persona que no seas tú, y deja de moverte por ese egoismo estúpido que no te deja diferenciar si temes perderme o si en realidad me quieres de verdad.

Aclara todas tus ideas y deja de jugar conmigo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Gritos silenciosos


Grito sin que nadie me escuche y le pido que vuelva otra vez. ¿Qué tal un café?, como los de aquellas tazas calientes con ese aroma particular que solíamos tomar cada tarde. No me importa, sólo quiero otra ocasión para demostrarte que nada ha cambiado, recuperar esa magia que un día se perdió,...

Grito desconsoladamente sin que nadie responda, ¿Dónde estás?, respondo lejos, muy lejos, es imposible, debo dejarlo ya, pero nadie me obliga a parar, nadie me ayuda a intentarlo.

¿Por qué?, ¿Por qué terminó de repente?, me pregunto entre sollozos, mientras siento que vivo en un mundo irreal, en un mundo ficticio que sólo yo consigo entender, y al que nadie puede acceder mientras yo no quiera.

Era feliz, mucho, pero duró poco. ¿Nunca volvería a sentir ese sentimiento especial?, era algo que conseguía quitarme el sueño diariamente y que aún consigue hacerlo. ¿Qué puedo hacer yo?, Nada, esperar, esperar a que alguien pida permiso para entrar en ese mundo, o simplemente, esperar a que alguien te avise cuando ya esté dentro porque si, le ha gustado y quiere quedarse.

martes, 4 de agosto de 2009

Solo tus ojos sabrán que fue verdad.

Cada vez más cerca, sin saber por qué tus manos están acariciando suavemente su cara mientras él te mira perplejo sin dar crédito a lo que está ocurriendo. Cerca, sólo un poco más cerca piensas, mientras el sonido de la música deja de sonar y sólo escuchas los latidos de tu corazón que empieza a ir más y más deprisa. Sientes que entre toda la gente que te rodea sólo hay una dos personas. Le vuelves a mirar mientras sientes que una de sus manos roza discretamente tu cintura subiendo hasta el cuello, la otra, simplemente agarra tu mano. Los nervios hacen que termines temblando como un flan, al mismo tiempo, sientes un cosquilleo en el estómago que no te deja pensar con claridad. No quieres hacer nada de lo que te puedas arrepentir pero en este momento tu parte racional no funciona y lo único que puedes hacer es dejarte llevar.
¿Qué pasará mañana?, se que lo nuestro nunca volverá a ser lo mismo, pero me gustaría intentarlo. Le miro intentando descubrir qué pasa por su mente, ¿Opinará lo mismo que yo?. No hay tiempo para esperar, ha llegado el momento de averiguarlo. Todo estaba oscuro, ¿estaré soñando?, no.
Fue el más dulce de los besos que jamás le habían dado, tierno, suave, inocente,... se sentía mejor que nunca, por fín era recíproco aquel sentimiento que llevaba tanto tiempo anhelando.
Ahora era una persona completamente diferente, segura de si misma, y sobre todo estaba feliz porque tenía algo de lo que carecía el resto, el amor de la persona a la que quería.

Miedos e ilusiones


Es probable que una de las cosas que más teme la gente sea la decepción.

Al escuchar esa palabra es posible que no pensemos en lo que significa estrictamente. De forma inconsciente visualizaremos una imagen de una situación vivida que nos llegó a marcar de alguna manera, y que nuestra cabeza se niega a olvidar.

Cuando alguien nos decepciona consigue destrozarnos, pero cuando nos decepcionamos a nosotros mismo entramos en un trance peculiar. Nos sentimos perdidos y no sabemos cómo actuar,... buscamos sentido a todo y nos vemos incapaces de afrontar muchas situaciones por miedo a volver a equivocarnos.

Es dificil afrontar esto, pero una vez que lo consigues, no hay nada que se te pueda llegar resistir.