Alguna vez cuando estoy sola, me pongo a pensar en muchas cosas. Pongo esa canción que tanto me emociona, o veo un trocito de esa película que me hace reflexionar.
Les veo a ellos, tan enamorados, tan felices,... Ella, como siempre radiante, con su larga melena ondulada que se mueve al la velocidad del viento, los rayos del sol se reflejan en su cabello color trigo, y el azul del cielo hace que destaquen más sus preciosos ojos azules. Su piel pálida junto a su corto vestido rosa palo, le proporcionan aún más inocencia de la que aparenta tener. Sonríe, se tapa la cara con los brazos mientras gira sobre si misma torpemente con la intención de llamar su atención. La suave brisa de la primavera la hacen aún más bella, su suave perfume tiñe las flores que están floreciendo,...
Él la mira desde el suelo. Está tumbado en la hierba mojada, tranquilo, observando a una persona en apariencia dulce, delicada y frágil . No quiere parpadear ni tan solo un segundo, no puede dejar de mirarla. Es perfecta, se dice a si mismo cada vez que posa su mirada sobre ella, pero hay algo que le atormenta.
De repente, el agotamiento y la tranquilidad se apoderan de él, cierra los ojos y tiene un extraño sueño. Estaba a punto de salir por una puerta con esa chica preciosa mientras una persona agarró su mano llevándole a una habitación cercana. Estaba oscuro. La misteriosa chica, encajó la puerta y le pidió un beso. ¿Se iban a decir adios para siempre?, él, se quedó estático, no sabía con seguridad con quién estaba agarrado de la mano. Sin darse cuenta, sintió el calor de un beso, el mejor beso que jamás le habían dado, dulce, inocente. Sin pensárselo dos veces, besó delicádamente a la chica, y le dijo que volvería pronto. Ella, se quedó en silencio, sonrió, y le dijo adios.
Alguien interrumpió su sueño. Te has quedado dormido. De cerca era aún más bella, sin embargo, el sentimiento no era tan fuerte y verdadero como el que sentía cada vez que veía a la chica de su sueño. Fijó su mirada en el horizonte, era ella otra vez, estoy seguro. Nunca le había dado la oportunidad de demostrarle nada, él había dudado muchas veces sobre qué tipo de relación tenían, pero nunca había podido decírselo, no quería estropear nada. Ahora, era tarde. La chica de sus sueños, aquella que había estado durante mucho tiempo disfrazada de algo que no era, estaba lejos, muy lejos de allí.
Se arrepentía de su actuación en el pasado. Cada vez que estaban juntos conseguía sentirse pleno, lleno, conseguía ser feliz. Desde que ella decidió desaparecer, nada había sido igual.
Cuando esa preciosa chica se cruzó en su camino, la chica de sus sueños no pudo soportarlo, le amaba demasiado como para soportar verlo con otra persona que no fuera ella. Le confesó todo lo que sentía, y a pesar de necesitarle cerca para ser feliz, no tuvo más remedio que alejarse. En un principio, iba a ser durante una pequeña porción de tiempo, quizá un par de meses, pero al no afrontarlo, no volvió nunca más.
Por la noche, cuando se acostaba con ella, no podía dejar de verla en sueños. Se sentía mal, egoista, y muy desgraciado. Estaba con una chica a la que muchos deseaban, perfecta, pero había algo que no tenía. No era como aquella chica que le hacía reir cuando él estaba triste, que le hacía todo mucho más ameno, que iluminaba sus noches con una simple frase tonta, que convertía los pequeños detalles en grandes azañas,...
Se despertaba de madrugada, se asomaba a la ventana y contaba las estrellas. Todo sería mucho más fácil si supiera dónde está. A la vez pensaba en el tiempo que había pasado desde el día en el que dijo adios. Tal vez había conocido a la persona que la valorara como ella merecía. Le dolía pensar eso. No quería que no fuese feliz, sólo quería tener el poder para poder hacerla feliz él. Gritaba por dentro, sentía tal impotencia y rabia, que no podía parar de llorar cuando estaba solo. ¿Qué estará pensando?, ¿Se acordará de mi o me habrá olvidado como me dijo?,...
Volvía a la cama después de no encontrar sentido a sus pensamientos, era estúpido pensar en ella, ni siquiera sabría por dónde empezar a buscar. Abandonó todo, dejó la ciudad para empezar una nueva vida lejos de él.
Hizo todo lo que él siempre había anhelado, emprendió su vida de forma independiente, y desapareció del mapa.
Antes de taparse de nuevo con la manta, ella le abrazó para darle su calor. ¿No puedes dormir cariño?, desde hace días te levantas de la cama de madrugada, deberías ir al médico. Él se giró sin decir nada y fingió estar dormido. Era una chica preciosa, pero cuando le rozaba no sentía nada, no entendía por qué, y no sabía como terminar con aquello. Tenía miedo de volver a arrepentirse, pero con certeza podía decir que no era feliz así.